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Los peritos declaran que la riera de Merlès entrañaba un gran riesgo

Los Mossos afirman que fue un error atar los niños a la cuerda

Opinión unánime de los testigos y los peritos propuestos por el fiscal. La actividad que realizaron los niños del Colegio Badalonès al cruzar a nado la riera de Merlès atados a una cuerda de 80 metros comportaba un grave riesgo. "Ni aunque hubiera sido un cable de acero, nada hubiera impedido el hundimiento de los niños por la gran longitud del trazado", explicó un agente de los Mossos d'Esquadra.

El caso quedó anoche visto para sentencia tras dos días con sesiones de 10 horas. El juicio se ha caracterizado, además, por el empeño del titular del Juzgado de lo Penal número 1 de Manresa, Luis Ribera, de que se grabasen todas las declaraciones. "Ésa es la máxima prioridad de este juicio", llegó a afirmar ayer, aunque diversas fuentes judiciales coinciden en que no existe ninguna obligación legal de hacerlo.

Por lo demás, las declaraciones que realizaron los Mossos d'Esquadra como testigos y peritos fueron contundentes. En síntesis, declararon que cruzar a nado la riera como hicieron los niños en la tarde del 28 de mayo de 2001 era poco menos que una temeridad. "La cuerda no servía para mantenerlos a flote. Lo más lógico hubiera sido un chaleco salvavidas", declaró un agente. "La cuerda se puso como medida de seguridad, pero acabó siendo una dificultad", añadió otro. "Los niños pensaron que la cuerda era un seguro de vida, pero no fue así. Si no los hubieran atado no se habrían hundido", remató otro policía.

El abogado defensor, Emilio Zegrí, preguntó a uno de ellos cómo explicaba que esa actividad se hubiera realizado antes decenas de veces sin incidentes. "Yo puedo circular a 180 por hora durante años y no pasarme nada, hasta el día que tengo un accidente", contestó el agente. Su respuesta provocó los aplausos de los familiares que estaban en la sala. Pero del aplauso se pasó al grito cuando el abogado defensor Rogeli Montoliu sugirió que el niño Cristian Rodríguez, de 10 años, murió porque era asmático y no por cómo le hicieron cruzar la riera. Las familias fueron desalojadas de la sala.

El fiscal mantuvo su petición de cuatro años de prisión para el profesor Joaquim Segura y para el propietario de la casa de colonias de Can Curtius, Joan Carles Solé, aunque aumentó de 150.000 a 200.000 euros la indemnización para cada familia.

En la recta final del juicio también declaró la psiquiatra que está tratando a los padres de los dos niños fallecidos para explicarr los efectos desgarradoras que les ha provocado ese hecho. Igualmente se pasó el vídeo con la reconstrucción de los hechos en el que la agente que simuló a la niña fallecida, Alba Muñoz, de 9 años, no cesa de decir: "La cuerda está hundida. Si no nado, me ahogo. Me estoy ahogando".

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