EE UU deja a España fuera del gran contrato para equipar al Ejército iraquí

Las esperanzas españolas de ver recompensados sus esfuerzos en Irak con un gran contrato han recibido un jarro de agua fría. La Administración Provisional de la Coalición (CPA), el Gobierno de ocupación de Irak que dirige el estadounidense Paul Bremer, ha adjudicado a una compañía de su país, Nour Group, el concurso para equipar al nuevo Ejército iraquí al que aspiraban una treintena de empresas españolas, coordinadas por el Ministerio de Defensa. La adjudicación, que ha cogido por sorpresa al Gobierno español, alcanza los 327 millones de dólares, unos 260 millones de euros.

La semana pasada, una delegación polaca visitó Madrid para estudiar la posibilidad de que las empresas de ambos países, que presentaron sus ofertas por separado, se repartieran el trabajo. Polonia y España colaboran militarmente en Irak y parecía lógico que lo hicieran también industrialmente. Ambos gobiernos están entre los mejores aliados de Washington en la guerra, a los que el Pentágono prometió privilegiar en la reconstrucción.

"España tiene muchas posibilidades de equipar al futuro Ejército iraquí", declaró el pasado 20 de diciembre en Diwaniya el secretario de Estado de Defensa y comisionado del Gobierno para Irak, Fernando Díez Moreno.

El objetivo del concurso es equipar a los 26 batallones (unos 30.000 soldados) del nuevo Ejército iraquí con todo tipo de pertrechos, salvo armas pesadas. El pliego incluía vehículos (camiones medios y pesados, motocicletas, ambulancias, cisternas de agua y combustible, etc), armamento individual (pistolas, fusiles AK-47, ametralladoras ligeras y pesadas), equipos de comunicaciones (radios de corto y largo alcance, repetidores), sistemas de visión nocturna y el equipo individual del soldado (tiendas de campaña, sacos de dormir, cinturones, mochilas, etc).

Generales españoles

Para atender una demanda tan variada, el Ministerio de Defensa, a través de su empresa de ingeniería Isdefe, coordinó a una treintena de compañías españolas, agrupadas en dos asociaciones, Afarmade (armamento) y Aesmide (equipamiento y servicios), que presentaron una oferta conjunta. Incluso se llegó a un acuerdo para comprar a Rumania los fusiles AK-47 Kaláshnikov de los que carece España.

La confianza en ganar este contrato no se basaba sólo en razones técnicas y políticas. La creación del nuevo Ejército iraquí ha sido la principal dedicación de los españoles destinados en la Administración ocupante de Irak. Hasta que concluyó su mandato, el pasado 15 de diciembre, el teniente general Luis Feliú era viceministro de Defensa de Irak. Todavía hoy, el general de brigada Pedro Andreu dirige en Bagdad el equipo que diseña la futura academia de oficiales.

A diferencia de lo sucedido el año pasado, los nuevos contratos (con cargo a los 18.000 millones de dólares que EE UU dedicará en 2004 a la reconstrucción de Irak), pueden ser adjudicados directamente a compañías extranjeras. Por eso fue mayor la sorpresa al saberse el miércoles, coincidiendo con la visita de Aznar a Washington, que la ganadora era una compañía estadounidense.

El argumento esgrimido ha sido el precio: 327 millones de dólares, frente a los más de 500 de las ofertas de Isdefe y el consorcio polaco Bumar. España, sin embargo, no ha podido contraofertar y las fuentes consultadas no se explican cómo una empresa de EE UU puede recortar tanto los precios, teniendo en cuenta que el concurso incluye también el mantenimiento de los equipos y la formación en su manejo.

Hasta ahora, el contrato de Soluziona, filial de Unión Fenosa, con el Ejército de EE UU, para realizar trabajos en 25 países, y las compras de crudo por parte de Cepsa y Repsol son las únicas operaciones realizadas en Irak por compañías españolas.