_
_
_
_
Crítica:ESTRENO | 'Casa de arena y niebla'
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un lugar propio

Es una de esas películas que cada año se cuelan, un poco de rondón y contra pronóstico, en las nominaciones a los Oscar, no se sabe bien si porque la mayor parte de las elegidas debe perder o porque, definitivamente, atesora virtudes propias. Es la ópera prima de un director que viene, y adornado con todos los parabienes, del terreno de la publicidad, pero que demuestra un sorprendente control de un tempo narrativo que nada tiene que ver con el electrizante ritmo del spot publicitario y sí mucho de un aire entre contemplativo y cuidadoso en el tratamiento del paisaje, casi siempre retratado en un sentido fuertemente simbólico.

Porque, a la postre, también simbólico es el enfrentamiento que la película propone, el que se establece entre una joven (Connelly) cuya vida ha conocido un giro brutal, a peor, y un antiguo oficial de las fuerzas aéreas iraníes (Kingsley), que añora pasados tiempos de esplendor. Emigrante a Estados Unidos, sacrificado en la realización de trabajos degradantes, pero que le dan fuerzas para adaptarse a su nuevo país, encontrará en una bella y modesta residencia frente al Pacífico la meta y el sentido de su nueva vida.

CASA DE ARENA Y NIEBLA

Dirección: Vadim Perelman. Intérpretes: Jennifer Connelly, Ben Kingsley, Ron Eldard, Frances Fisher, Shohreh Aghdashloo. Género: drama, EE UU, 2003. Duración: 110 minutos.

Más información
"Me atraen más los guerreros que lo han perdido todo que los intelectuales"

La casa del título es, pues, la materialización de dos deseos enfrentados. Para la joven, se trata de no perder lo único de valor que le legó su padre; para el irano-americano, de restituir a su familia algo de su perdido tren de vida. Del lado de la joven sólo está la determinación y un providencial nuevo amigo, un policía; del iraní, la propiedad legal de la casa, aunque la chica encontrará también la inocente complicidad de la esposa del ex militar (Aghdashloo). Y todos terminarán pagando un altísimo precio por el enfrentamiento.

Perelman conduce todo este difícil conflicto con mano segura. En ocasiones se recrea de más en la captación del paisaje, un recreo que bordea el manierismo. Pero en general, sale bien parado de la apuesta, apuntalado por el trío protagonista, dos de cuyos miembros, Kingsley y Aghdashloo, han sido nominados por sus trabajos. Y justamente, por lo demás.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_