Atasco en la autopista de Internet
Los problemas en la velocidad de acceso y el servicio al cliente del ADSL sublevan a los usuarios, enfrentan a las operadoras y ponen en peligro el crecimiento del mercado
"Los gobiernos van cobrando conciencia de que el acceso de banda ancha resultará esencial para el desarrollo económico de sus países". Lo dice el plan eEurope 2005, por el que la Unión Europea pretende ayudar a los países socios a desarrollar sus infraestructuras en la sociedad de la información.
El ADSL (siglas de línea digital asimétrica de abonado) es una de las tecnologías de acceso a Internet por banda ancha, la más común en España, y ha explotado en el último año. El número de conexiones ha aumentado un 73%, hasta los 1,6 millones de líneas, lo que coloca a España entre los 10 primeros países del mundo en usuarios de banda ancha.
Detrás de la espectacularidad de las cifras se esconden los problemas. En los últimos meses, las asociaciones de consumidores han recibido cientos de reclamaciones sobre el ADSL, que ya acumula la mitad de las quejas relacionadas con la Red en estas agrupaciones.
Los problemas pueden resumirse en dos: la velocidad de conexión de la que disfrutan los usuarios es muy inferior a la que contrataron, y el servicio de atención al cliente es muy deficiente, tanto en la gestión de altas y bajas como en la solución de incidencias técnicas.
Los proveedores de Internet que no pertenecen al Grupo Telefónica achacan a ésta la mayor parte de sus problemas. La red por la que todos ellos ofrecen su servicio pertenece a Telefónica de España, que sólo se compromete a ofrecer un 10% de la velocidad contratada. Ésta, por su parte, niega problemas en su red, en la que dice "invertir constantemente". Los proveedores alternativos quieren, además, pagar menos por el alquiler de la red. Dicen que una bajada de esos precios es la única manera por la que podrán invertir en sus propias infraestructuras.
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