El Atlético se queda huérfano
Los rojiblancos empatan en el último minuto ante Osasuna y pierden a Torres por lesión
El Atlético es poca cosa. Y si le quitas a Torres, mucho menos. El delantero se marchó por una lesión a la media hora de partido. Los rojiblancos perdían. Con justicia. La misma con la que empataron por actitud con el tiempo cumplido. Que no por juego. Incapaces de controlar la pelota. Incapaces de sortear a sus rivales. Incapaces de buscar soluciones e, incluso, de meterse en problemas. Incapaces, pues, de cualquier cosa que no fuera el permanente recurso al pelotazo frontal. Y Cruchaga y Josetxo, los centrales de Osasuna, encantados. Sin incógnitas que despejar, sin geroglíficos que descifrar. Sólo un continuo saltar viendo el balón desde kilómetros.
Hasta ahí, los problemas en ataque. Pero hubo más. Por si fueran pocos los males derivados de la falta de recursos y de imaginación ofensiva, en defensa Simeone se convirtió en un amigo de cualquiera que quisiese probar suerte en diagonal desde la izquierda del ataque osasunista. Por ahí entró, bailando al argentino, Webó en la jugada del primer tanto del equipo navarro. Y por ahí decidió el mexicano Aguirre que Valdo picotease las migajas de juego que le quedan a Simeone. El central fue sustituido en el descanso por Novo, pasando García Calvo a ocupar su puesto, Lequi el lado izquierdo de la zaga y Aguilera el lateral zurdo. Una extraña modificación en cadena que, en cualquier caso, funcionó mejor que la disposición original, aunque Novo y Aguilera se juntaron con Ibagaza por el carril central en una desordenada mezcla.
ATLÉTICO 1 - OSASUNA 1
Atlético: Juanma; Gaspar, Simeone (Novo, m. 46), García Calvo, Lequi; De los Santos; Aguilera, Ibagaza, Nano (Jorge, m. 82); Nikolaidis y Torres (Paunovic, m. 29).
Osasuna: Sanzol; Izquierdo, Cruchaga, Josetxo, Antonio López; Puñal, Pablo García, Muñoz; Aloisi (Palacios, m. 76); Valdo (Gorka García, m. 64) y Webó (Rosado, m. 80).
Goles: 0- 1. M. 24. Webó se va de Simeone y centra desde la línea de fondo para que Valdo remache a gol. 1-1. M. 90. Nikolaidis, de cabeza tras el saque de un córner.
Árbitro: Teixeira Vitienes. Amonestó a Pablo García, Izquierdo, García Calvo. Expulsó a Aguilera por doble amonestación (m. 75).
Unos 40.000 espectadores en el Calderón.
En el primer tiempo ni Nano ni Aguilera consiguieron, siquiera, aproximarse al banderín de córner. El gallego, más activo que el veterano capitán, participó en el juego, pidió la pelota, se asoció con Ibagaza y procuró avanzar por el costado izquierdo. Pero perdió la batalla frente a Izquierdo. En el segundo periodo se zafó mejor de su marcador y sacó algún centro peligroso. Los laterales, el circunstancial Lequi y el limitado Gaspar, ni asomaron la nariz por la cal más allá del medio campo hasta la reestructuración del equipo. Lequi, corajudo, sí se aventuró por el centro en alguna arrancada insensata. También subió a rematar de cabeza alguno de los cientos de balones colgados. Pero la banda derecha, la de Gaspar y Aguilera, fue durante los primeros 45 minutos un yermo.
Osasuna se encontró en el mejor de los escenarios para hacer lo que mejor sabe: esperar su oportunidad. Con más fluidez a la hora de circular la pelota que los rojiblancos, y mucha más verticalidad, el conjunto navarro se limitó a resolver los problemas, pocos, que le generó el Atlético y a contragolpear. Webó y Valdo intercambiaban sus posiciones en las bandas y Aloisi entraba desde atrás. Un medio campo de tres, con Pablo García de eje y Puñal y Muñoz más cerca de las bandas, se encargó de surtir de balones, cuando la oportunidad lo requería, a los tres hombres más adelantados. Poco a poco, eso sí, se fue acomodando más y más y se limitó a cerrar los espacios y a aguardar a que el árbitro pitase el final del partido.
El Atlético, sin más luz que la de la voluntad, empezó a empujar al conjunto navarro a su área. Arrinconado Osasuna, le era más sencillo pasar la zona de medios sin que se notasen sus carencias. El equipo de Aguirre se batió en retirada y permitió a los rojiblancos avanzar hasta la línea de tres cuartos sin elaborar, su verdadero problema. Un error que pagaron los navarros en el último instante del partido, cuando Nikolaidis, la termita molesta que siempre incordia, consiguió empatar.
Antes del gol los rojiblancos, aun tras la expulsión de Aguilera en el minuto 75, acumularon sus mejores ocasiones. Especialmente una de Nikolaidis, cuyo disparo rebotó en Puñal y Sanzol tuvo que sacar con una mano prodigiosa. También un lanzamiento desde la frontal de Ibagaza tras una bella jugada personal.
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