80 días con los excluidos

¿Cuáles son los impulsos que mueven a una persona a dejarlo todo y lanzarse a vivir en la calle? ¿Hay elementos comunes que traspasan culturas y fronteras? Para buscar respuestas a estas preguntas, Mónica Sánchez, periodista de la Fundación RAIS, entidad dedicada a la atención a los sin techo, recorrió en tren 15 ciudades de 12 países europeos en casi tres meses. Un itinerario que le permitió entrar en contacto con más de 200 personas y que dió como fruto el libro A ciegas, milhistorias de la calle, que la semana pasada se presentó en la librería Fnac de Valencia. "Quería conocer a los hombres y mujeres que se encuentran en las calles de las ciudades europeas para ver si independientemente de su entorno económico, social, cultural o político las causas de su situación, los dolores o las arrugas que han acumulado con los años son similares", señala.

"Primero perdió a su hija de 12 años, luego a su mujer le detectaron un cáncer"

El nombre del libro rinde homenaje a Manuel, de 76 años, invidente desde hace seis, que tras quedarse solo cuando tenía 11 años recorrió medio mundo como carterista "o como carpintero, como él dice, picando en el bolsillo ajeno", apunta Mónica. Durante los casi tres meses que duró el viaje de la periodista, desde la residencia de ancianos en la que reside, después de algo más de una década de vida en la calle, Manuel guíaba sus pasos a través del teléfono. Ella le contó su proyecto y él se comprometió a acompañarla desde la distancia, una relación que se refleja en el libro a lo largo de las conversaciones telefónicas, que sirven de hilo conductor de las historias de personas sin hogar que recoge el libro.

Como la de un "dandi" de las calles de Atenas, que habla 5 idiomas y trabajaba en la cadena Hilton. Primero perdió a su hija de 12 años, luego a su mujer le detectaron un cáncer de mama. Vendió sus dos casas para llevarla a los mejores oncólogos de Londres que no pudieron hacer nada por su vida. Luego, cayó en una honda depresión que le ha llevado a dormir en un banco de la ciudad griega. O la del abuelo yonqui, que lleva 14 años en la calle, 44 consumiendo heroína y se ha resignado a su situación: "A estas alturas, para qué la voy a dejar". En Budapest, Mónica describe la vida de quienes han hecho de los vagones abandonados su hogar, pero también se detiene en las experiencias de los sin techo de Madrid, Praga, Debrecen (hungría), Milán, Bérgamo, Copenhague, Hamburgo, Kiel, Utrech, Amsterdam, Bruselas, París, Glasgow y Graz.

Al final, después de casi dos centenares de entrevistas, auxiliada por intérpretes accidenteles, ya fueran los fotógrafos con los que contactaba en las distintas ciudades, o inmigrantes magrebíes que habían comenzado su peregrinar europeo por España y chapurreaban el castellano, Mónica llegó a dos conclusiones. "Hay tantas historias de exclusión como personas y si existe un rasgo común que pueda definirlas a todas es la profunda soledad de quienes viven en la calle", comenta. En Valencia, RAIS se encuentra en la calle Pinzón 17, donde se distibuye la revista Milistorias (también en www.milhistorias.com), que venden los sin techo y que les sirve de integración social.