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Gallardón planea prohibir a los taxis que cojan clientes en la calle

Los usuarios tendrían que ir a las paradas o llamar por teléfono

El gobierno municipal, presidido por Alberto Ruiz-Gallardón, está "estudiando" prohibir a los taxistas circular vacíos por algunas calles del centro de la ciudad en busca de clientes, de modo que los usuarios sólo podrían dirigirse a las paradas reglamentarias o pedir el taxi por teléfono. El vicealcalde, Manuel Cobo, afirma que la idea persigue reducir la densidad de tráfico. La oposición cree que sólo agravará los problemas.

A preguntas de los periodistas tras la reunión semanal de la junta municipal de gobierno, Cobo confirmó que, como publicaba ayer el diario Abc, la Concejalía de Seguridad y Servicios a la Comunidad está "analizando la posibilidad de poner en marcha esta iniciativa", que, según dijo, ya rige en grandes ciudades europeas como Milán, Bruselas y Amsterdam y en ciudades españolas como León. "Por el momento es sólo un proyecto, aún no hemos hablado con el gremio y no sabemos si finalmente se llevará a cabo", advirtió Cobo.

En caso de prosperar la medida, parar un taxi en plena calle al modo tradicional, con una mano en alto y a la voz de "¡taxi!" será imposible, al menos "en determinadas zonas del centro de la ciudad donde la densidad del tráfico es mayor y es necesario reducir el número de coches que circulan por la calle". Los clientes tendrían que desplazarse hasta encontrar una parada reglamentaria o solicitar un coche por teléfono. En ese caso, el Ayuntamiento tendría que crear nuevas paradas, más cercanas unas de otras, y negociaría una reducción de las tarifas telefónicas para que pedir un taxi por teléfono resultase, al menos, más barato que ahora. En la ciudad de Madrid hay más de 15.600 taxis, apenas 4.000 llevan radioteléfono, según la Asociación Gremial del Taxi.

"Sólo una idea"

El primer teniente de alcalde no quiso entrar a discutir la viabilidad de la medida, los problemas que se crearían cuando alguien se encontrara en plena calle, lejos de un teléfono y sin poder desplazarse hasta una parada, o el riesgo de que la multiplicación de paradas en las calles acabe restando plazas de aparcamiento y aumentando los problemas de tráfico en vez de combatirlos.

"No podemos entrar a valorar todo eso ahora, sencillamente porque esto es sólo una idea, nada más. Puede que prospere y puede que no. Si los estudios que estamos encargando son negativos, el proyecto se desechará", insistió.

El presidente de la Asociación Gremial del Taxi, Eladio Núñez, se mostró favorable a escuchar esta nueva idea de la Consejería de Seguridad, pero subrayó que "ni los taxistas son los que causan los atascos" ni les gusta "la palabra obligar" para definir las medidas que se puedan tomar. "No aceptaremos obligaciones que no estén previamente justificadas con un estudio serio de la situación de los taxis en Madrid, que es una ciudad muy complicada que no tiene nada que ver con León", afirmó Núñez en declaraciones a Efe.

"Sólo cuando veamos ese estudio y sus conclusiones decidiremos, y sólo aceptaremos si es positivo para los profesionales y los usuarios", agregó el portavoz. Y terminó: "Hay que ver si las medidas que se anuncian pueden llevarse a cabo. Estaremos de acuerdo en lo que repercuta en el mejor servicio al cliente, pero me parece que [en el gobierno municipal] van un poco precipitados".

Otra "ocurrencia" del alcalde

La idea de impedir por ordenanza a los taxis cargar clientes en plena calle no gusta nada a los grupos municipales de oposición. Primero, porque no creen que acabe con los problemas del tráfico. Segundo, porque temen que sea un obstáculo para el turismo y un desincentivo al transporte público.

"La última ocurrencia del alcalde añadirá dificultades a la movilidad de Madrid", auguró ayer el edil socialista Manuel García-Hierro. "Perjudicará a los usuarios y los profesionales, y obligará a los turistas extranjeros que nos visitan, cuando quieran coger un taxi, a llamar a teléfonos que desconocen y a solicitar el vehículo en un idioma que, la mayoría de las veces, ignoran".

"Es mucho más sencillo", añadió García-Hierro, "el breve gesto de levantar un brazo para que pare un taxi. Y si no que pregunten a cualquiera que haya viajado a Bruselas o Milán lo difícil que resulta muchas veces encontrar un taxi en esas ciudades".

Julio Misiego, de IU, calificó igualmente de "nueva ocurrencia exenta de rigor" la medida barajada por el PP. "Se trata de una iniciativa poco madura que se lanza, como tantas otras, sin haber consultado con el sector". Misiego reclamó que, antes de aumentar las paradas de taxi, se controle que las que ya existen "no sean invadidas por los vehículos privados".

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