David hace frente a Ikea
El sector del mueble se muestra dividido ante las consecuencias de la instalación de la multinacional sueca en Sevilla
El sector del mueble sevillano anda revolucionado estos días tras la apertura del primer centro de Ikea en Andalucía. Para unos, la llegada de la multinacional sueca es "una puñalada" que va a acabar con muchos pequeños y medianos comercios de muebles y decoración; para otros, la apuesta por Sevilla del líder mundial ha contribuido a activar el consumo y es un incentivo para renovarse; otros, los más valientes, advierten de que la compañía sueca no puede competir con la calidad del mueble andaluz.
"Si alguien quiere comprar algo pagando el precio de Ikea, que no entre en mi tienda", afirma segura Elena Rodríguez, propietaria de Don Armario, una tienda especializada en roperos y vestidores a medida. "Con mi calidad no puede competir. Es como comparar un Panda con un BMW. Yo soy BMW", afirma Rodríguez, quien espera que la llegada de la multinacional no repercuta en los pequeños y medianos comerciantes. "Me llevaría un chasco si se notara, querría decir que los sevillanos son más básicos de lo que creo", sostiene.
"Crean 350 empleos, ¿pero a cuántos van a hacer desaparecer?", dice un comerciante
El plus de calidad y la atención personalizada del comercio tradicional es el as con el que cuentan los comerciantes más optimistas. Con este argumento, Juan Vaca, propietario de Sevilla Sofá, cree que la implantación de Ikea en el Aljarafe sevillano resulta hasta "positiva" para el sector. "Cualquier cliente que entienda un poco se va a dar cuenta de la diferencia", asegura. "Todo el mundo va a ir, pero cuando vea que tiene que llevarse él mismo a su casa un sofá de 50 kilos, buscarse una furgoneta y montarlo, acabará comprando en la tienda de siempre", dice Vaca, quien asegura que ya son muchos los clientes habituales y conocidos que le han comentado la "desilusión" que se han llevado al visitar la multinacional del mueble.
Vaca estuvo el sábado pasado. Llegó asustado por lo que pudiera encontrarse, pero dice que se tranquilizó al constatar la mercancía. "No creo que me afecté demasiado. Pero sí es verdad que como asesoramiento para aprovechar un rinconcito y detalles bonitos sí que tienen de todo", reconoce, aunque asegura que algunos clientes han comparado el presupuesto que les da él con lo que les cuesta comprar, transportar y montar el sofá en Ikea y les resulta más barato en su tienda. "Y nosotros nos adaptamos al cliente: le hacemos justo lo que él quiere, con sus medidas, el color que elijan, la tela. Todo especial para cada uno", afirma.
Casi todos parecen confiados en que, una vez que pase el boom, la clientela se autoseleccionará. "Ikea se quedará con el público más joven o para amueblar la casa de la playa", sostiene la propietaria de Don Armario.
Algunos son más pesimistas y temen que, cuando se produzca esa selección natural, algunos pequeños comercios se habrán quedado ya por el camino. José Martínez, dueño de la tienda Trazos, es de los que cree que en Sevilla no hay mercado para tanto mueble. "Ikea va a cerrar muchos comercios y fabricantes tradicionales de muebles de España y Andalucía", vaticina.
"Van a crear 350 puestos de trabajo, ¿pero a cuántos van a hacer desaparecer?", pregunta este comerciante, que asegura que el bajón en las ventas se notó ya 10 días antes de la apertura de la tienda Ikea. Su negocio mantiene alrededor de una veintena de empleados, pero Martínez cree que antes o después van a tener que reducir personal. Ayer mismo, cuenta, tuvo una entrevista con un empleado de otra tienda de muebles al que ya habían despedido.
A los pequeños sólo les queda esperar a que se pase el boom para comprobar sus efectos, aunque saben que se pueden encontrar con más competencia de la esperada: los que pueden, planean fuertes inversiones para no perder mercado. Es el caso de Francisco León, propietario de Merkamueble, que esta misma semana anunció una inversión de 42 millones (ocho menos que Ikea) para abrir un centro logístico y una gran superficie en Bollullos de la Mitación, a sólo 10 kilómetros de Ikea, además de una tienda de su nueva línea MerKaconfort en el mismo centro comercial en el que se ha instalado la multinacional sueca.
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