La médium y el libertino
Serge Gainsbourg, el viejo sátiro francés, libertino musical y gozador de lo procaz envuelto en volutas de humo del ya proscrito tabaco, empapado en el no mejor visto alcohol duro, retornó a este mundo por algo menos de dos horas y merced al esfuerzo de la mítica Jane Birkin, su ex esposa y perfecta médium. Era la primera vez que Jane actuaba en Madrid y su presencia fue suficiente para convocar ante ella a la intelligentsia capitalina en un alarde de arrobo nostálgico-cultural.
Ante el firme aplauso de actores, cantantes, escritores, directores y productores de cine, directores de medios de comunicación y afamados periodistas, la Birkin reprodujo en directo ese milagro de belleza ya madura que con menos de veinte años la instalara en la retina común desde los fotogramas del filme Blow-up, de Antonioni.
Jane Birkin
Jane Birkin (voz), Djamel Benyelles (violín y dirección musical), Mohamed Charef (voz), Amel Riahi al Mansouri (laúd), Fred Maggi (piano) y Aziz Boularoug (percusión). Sala Calle 54. Madrid, 26 de enero.
Ahora, con 58 años y evidentes signos de cierto cuelgue místico oriental, como si aquellos trepidantes años de amour fou le hubieran dejado secuelas en la mente y en el alma, Jane Birkin repasó en vivo, y ante un público que guardaba respetuoso silencio ante su seductora presencia, las viejas canciones del amante y amigo ido en la clave magrebí que ella ha escogido para su regreso a la actividad musical con el disco Arabesque. Ces petit riens, Le vals de Melody, Couleur Café, Le chanson de Prevert, Elisa -una de las primeras canciones de Gainsbourg que grabó-, Baby alone in Babylone y, sobre todo, la hermosa Javainese, que Birkin interpretó a capella, devolvieron a la vida por un rato a aquel enfant terrible que escribió por ella versos tan hermosos como "Jour après jour les amours mortes / N'en finissent pas de mourir".
Babelia
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