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Las inversiones huyen al Este

Europa oriental y China atraen la producción de las multinacionales, pero sus ventajas salariales y fiscales amenazan con destruir la industria tradicional española

Los recientes cierres de las instalaciones en España de Samsung y Novalux, filial de Philips, han disparado la alarma de la debilidad de una parte importante del tejido industrial español, que no ha sabido prepararse para hacer frente al desvío de inversiones hacia el Este. La fuga de las inversiones hacia países con mayores ventajas salariales y fiscales, como China, India o el este europeo, afecta a todos los sectores y no discrimina entre regiones.

Según cálculos de Comisiones Obreras, el 10% del tejido industrial español podría verse afectado por este fenómeno. El textil puede perder decenas de miles de empleos, y zonas como Cataluña están expuestas a sufrir un importante freno en su desarrollo económico.

Automoción, electrónica de consumo y tecnologías de la información son los sectores más dañados recientemente, pero el abanico es mucho más amplio, e incluye al textil, juguetes, conservas o aseo personal -Gillette cerró hace 10 años sus instalaciones en Sevilla-.

No es un fenómeno únicamente español. Las grandes corporaciones de Estados Unidos observan con creciente interés la orilla opuesta del Pacífico y América Latina, donde calculan que pueden llegar a ahorrar entre el 50% y el 80% de sus costes laborales. El ejemplo más reciente es el de Levi's, que tiene previsto desmantelar sus fábricas en EE UU para llevárselas a China, India y México. También IBM planea trasladar "varios miles" de sus programadores a la India, y lo mismo se plantean hacer Google y Accenture.

En la Unión Europea (UE), mientras tanto, el fenómeno se toma con resignación. La Comisión Europea, en una comunicación enviada al Consejo de Ministros de los Quince y al Parlamento, no puede ser más clara: "La continua transformación estructural de nuestras economías es inevitable. La deslocalización y demás ajustes son, en consecuencia, ineludibles".

El canciller Schroeder visita la fábrica de Volkswagen en Bratislava.
El canciller Schroeder visita la fábrica de Volkswagen en Bratislava.AP

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