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El mercado laboral estadounidense es la primera 'baja'

La recesión norteamericana acabó oficialmente en noviembre de 2001. Al cabo de dos años y dos meses de recuperación, el mercado de trabajo sigue sufriendo la destrucción de empleo como resultado de la débil creación de puestos de trabajo. En los últimos cinco meses de 2003, sólo se han añadido 278.000 nuevos empleos, una cifra que durante las recuperaciones clásicas en Estados Unidos se solía alcanzar en un solo mes. Y este perfil de creación de empleo mensual -en torno a los 200.000 nuevos puestos- es el conejo que espera sacar de la chistera el presidente George W. Bush para asegurarse la reelección el 2 de noviembre de 2004.

Si se escucha al economista jefe de Morgan Stanley, Stephen Roach, hay una razón de fondo que explica la escasa reacción del mercado laboral durante la recuperación en curso. Es lo que llama el arbitraje laboral global. "Es la interacción de dos nuevos factores: el traslado de producción de bienes y servicios desde Estados Unidos a otros países, como India, y, en segundo lugar, la conexión que supone Internet". La presión insoportable para controlar costes no deja otra opción a las empresas norteamericanas que idear soluciones productivistas. El resultado bien puede llevar a una nueva relación entre la demanda agregada de Estados Unidos y el empleo", sostiene.

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Los norteamericanos también se fugan

En otros términos: EE UU está importando productividad, sobre todo en los sectores de servicios donde juega un papel relevante la información tecnológica (IT). La creación de puestos de trabajo en la industria de servicios ligados a IT y a la información se ha desacelerado notablemente en Estados Unidos, aún cuando la economía norteamericana es mucho más intensiva en el uso de IT que en el pasado.

Cuando se habla de outsourcing (traslado de la producción de una empresa a otra) y de offshoring (transferencia de trabajo a otro país), el dedo índice suele señalar a China e India. Pero no son los únicos países que se han beneficiado. México, Canadá y algunos países de América Latina y Europa del Este y Central también.

Con todo, ambos procesos no son nuevos. Empresas como Motorola iniciaron en 1991 a transferir su producción a India con gran éxito. En España, Telefónica y algunos grandes bancos aplican estas técnicas de deslocalización con países como Brasil y Argentina.

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