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Reportaje:

'Calabazas' latinoamericanas

La escuela profundiza la desigualdad social y frena el desarrollo en esta región, según el BID

Alejandro Rebossio

El escaso progreso de la educación en Latinoamérica en las últimas décadas ha contribuido decisivamente a profundizar las desigualdades sociales y a lastrar el crecimiento económico de la región, según revelan distintos informes del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Países asiáticos que en la década de los sesenta registraban niveles similares de escolarización superan hoy la media de los países de América Latina en un 35% y hasta en un 75%.

La brecha salarial entre trabajadores con estudios y trabajadores sin escolarización es muy superior a la que existe en Estados Unidos
La desigualdad educacional no figura nunca a la cabeza de las agendas de los gobiernos, que están más preocupados por la economía o la política
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Vallas en las carreteras y anuncios en la televisión de Brasil anuncian que es la temporada del vestibular, el exigente examen que deben sortear los aspirantes a la universidad en el gigante suramericano. Academias de todo el país ofrecen asesoramiento a los estudiantes. Lo curioso radica en que las universidades públicas son las más rigurosas en el ingreso y, por lo tanto, allí suelen entrar los jóvenes educados en los caros colegios privados. En cambio, los más pobres que provienen de la escuela estatal muchas veces sólo son aceptados en universidades privadas que no siempre pueden pagar. Así comienza uno de los capítulos de la historia bien conocida de la desigualdad social en la región más injusta del planeta, Latinoamérica.

La nómina media de un trabajador latinoamericano resulta cinco veces mayor que la que reciben quienes integran el grupo del 10% más pobre de la sociedad, mientras que en los países desarrollados es menos que el doble. El principal motivo de esa brecha tan amplia surge de la desigualdad en la educación, un tema que suele preocupar a las familias latinoamericanas, pero que nunca figura a la cabeza de las agendas de gobiernos ocupados más por la coyuntura económica o política.

Un universitario gana, por cada año de estudios superiores, un 17,3% más que un trabajador con escolaridad secundaria, según un reciente informe del Banco Interamericano de Desarrollo (BID). El estudio, llamado Se buscan mejores empleos: el mercado de trabajo de América Latina, compara esa cifra con el 13,5% que se registra en Estados Unidos, uno de los países más desiguales del mundo desarrollado.

Discriminación salarial

Un título universitario de cinco años de estudios incrementa el nivel de remuneración en Latinoamérica el 86,3%, frente al 67,4% en Estados Unidos. La diferencia alcanza cifras superiores en Brasil, con un 116,5%. Chile, pese a haberse convertido en los últimos años en el ejemplo por seguir dentro de la región, registra una brecha del 106,5%, lo que evidencia el problema de la inequidad. Otros países muy por encima de la media latinoamericana son Colombia (101,9%) y El Salvador (107,8%), una de las economías más abiertas de la región. Los menos desiguales, de acuerdo con este parámetro, son Uruguay (12,2%) y Ecuador (7%).

En los años noventa, en los que el subcontinente emprendió fuertes reformas de mercado, no sólo creció la desigualdad, según ha reconocido uno de sus promotores, el Banco Mundial, sino que también aumentó el salario de los trabajadores con formación terciaria respecto de los que tienen sólo educación secundaria. Esto último se desprende del nuevo estudio del BID. Por el contrario, disminuyó la retribución de los de formación media frente a la de los de escolarización primaria.

"Si bien estas tendencias pueden generar mayores incentivos para seguir estudios universitarios, la disminución del rendimiento de la escolaridad secundaria posiblemente acentúe la tendencia de los niños pobres a abandonar sus estudios al final de la escuela primaria, especialmente si no cuentan con los recursos necesarios para asistir a la universidad", alerta el informe del Banco Interamericano de Desarrollo.

La crisis argentina ha alentado la deserción escolar de adolescentes pobres que deben decidir entre trabajar en changas (tareas informales, como recolectar cartones de la basura) o estudiar para conseguir un título secundario que no les asegura nada mucho mejor. Un trabajador con formación media en Latinoamérica gana, por cada año de estudio, un 9,85% más que uno con sólo la escuela primaria completa. No es una brecha mucho mayor a la que existe en Estados Unidos (9,18%). La diferencia resulta importante en Brasil (16%), Chile (14,2%) y Ecuador (12,5%).

La concentración de los ingresos responde a diversas razones, pero en Latinoamérica una cuarta parte del fenómeno se origina en la desigual distribución de la calificación laboral, según un estudio del BID de 1999. No sólo depende de la inequidad en el acceso a la educación, sino también en cómo el mercado de trabajo retribuye la mejor formación. La diferente experiencia laboral explica un 10% de la inequidad en las remuneraciones, mientras que la discriminación contra las mujeres influye en un 4%.

El reciente informe del BID concluye que la principal causa de la desigualdad salarial en la región se funda en los niveles de escolaridad, el creciente rendimiento de la educación superior y los lentos avances que los países consiguieron en la formación de sus ciudadanos.

En 1960, la media de años de escolaridad de Corea del Sur, Taiwan y Singapur era similar a la de Latinoamérica. Cuarenta años después, esos países asiáticos superan la media latinoamericana en un 35% y hasta 75%. Entre 1980 y 2000, la escolaridad del este de Asia ascendió a razón de 1,4 años por década, frente a 0,75 en Latinoamérica.

El escaso progreso educativo lastra el crecimiento de Latinoamérica.
El escaso progreso educativo lastra el crecimiento de Latinoamérica.A. L.

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