_
_
_
_
Columna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las columnas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

Campañas

Me entristece que la Junta Electoral la haya tomado con ese hombre rumboso que es el ministro Zaplana (hoy más valioso, si cabe, perdido que hemos al potente y dionisíaco Cascos). Las campañas de Zaplana recalentaban mi corazón, sobre todo cuando los anuncios salían uno tras otro, lo que ocurría siempre y en todas partes. Joven que vale y tiene derecho a un empleo como está mandado, jubilado estremecido por los aumentos de su pensión y dispuesto a comprarse un condominio en Miami y un braguero de chinchillas, autónomo haciendo planes para regalarle a su mujer un BMW... Entre Garci y Spielberg, una delicia.

Y van y le cortan el fluido. No me parece serio, porque pienso que don Eduardo era el hombre clave para concebir y perpetrar una verdadera campaña de información por tierra, mar y Urdaci, que estamos necesitando con desafuero.

Es decir: ¿cómo tiene que vestirse una mujer maltratada para presentarse ante el juez sin despertar sus fundadas sospechas? ¿Túnica de tela de saco y ceniza en los cabellos? ¿Vale un hábito morado con cordón amarillo en la cintura? ¿Pies descalzos? ¿Alpargatas? ¿Deberá disfrazarse como la pobrecita Piel de Asno de la fábula, que se afeaba para que no la atacara el varón reglamentario? ¿Quizá el punto Bergman medieval de El manantial de la doncella?

Creo que el Ministerio de Trabajo, Asuntos Sociales y Todas Putas, de probado renombre y prestigio, habría realizado un gran servicio a las mujeres maltratadas y al mundo en general de haber divulgado una serie de anuncios educativos y prácticos. "¿Te han maltratado? ¿Vas a juicio? ¿No sabes qué ponerte? ¿Quieres caerle bien al juez?". Y patatín y patatán, y que si falda corta ni se te ocurra, nada de Purificación García ni de Adolfo Domínguez, y diseñadores extranjeros ni hablar, mucho peor. Y cuidado con los abalorios, esas pulseras, no, ¡y esos pendientes! "¿Cómo se te ocurre ponerte esos pendientes, pedazo de zorra?".

Más adelante se podría elaborar una publicidad explicando a la población el abracadabrante Misterio de Ciertos Togados. Es decir, cómo es posible que, por el simple hecho de ir vestido de magistrado, un tipo parezca un juez, y no un canalla de alma negra, cargado de prejuicios miserables.

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_