Ansiedad comercial

Lo primero con lo que se encontró ayer Soledad Cano al entrar en la tienda Ikea de Sevilla no fueron mesas, ni sillas, ni camas. Lo primero con lo que se topó la clienta más madrugadora fue con una banda de música tocando para ella y para los que venían detrás, con todos los empleados del centro con sus uniformes azules y amarillos formando un pasillo humano, aplaudiendo, gritando vítores, y con un directivo de la empresa esperándole en las escaleras para entregarle un cojín con forma de corazón firmado por Reyes y Joaquín, las jóvenes estrellas del Sevilla y el Betis. "¡Qué vergüenza, yo no me esperaba esto!", exclamaba minutos después, abrumada y medio escondida en una de las habitaciones que recrea la tienda de muebles.

Ikea, la compañía sueca líder mundial en la venta de muebles y accesorios de decoración para el hogar, inauguró ayer su primer centro en Andalucía. La cita empresarial se convirtió en un acontecimiento social. Los cálculos de la compañía preveían 30.000 visitas en el primer día de negocio. Previsores, Guardia Civil y Policía Local de Castilleja y Tomares desplegaron un dispositivo especial de tráfico para evitar problemas en los accesos, aún a medio terminar. Las puertas se abrieron al público a las 10.00, pero una hora antes ya se concentraban en la entrada un buen grupo de futuros clientes.

Soledad Cano, la primera en entrar, vive a sólo unos minutos de la tienda, en la localidad sevillana de Castilleja de la Cuesta. Salió de su casa a las 9.00 con unas amigas sin ánimo de batir récords: "Cuando llegamos había cuatro o cinco personas en la puerta y yo he entrado la primera por casualidad, no lo he intentado". Nunca antes había estado en una tienda Ikea, pero la conoce por referencias de su hijo. "Vive en Castellón y está montando toda la casa de Ikea. Yo tenía ganas de venir", dijo, aunque no tenía intención de comprar nada en concreto. "He visto el catálogo y me gustan las cosas de decoración. Compraré algún detallito", afirmó.

Otros, como Jorge y Paquí, de 21 años y vecinos de Tomares, sí que fueron con los deberes hechos y directos a la ganga. No fueron los primeros en entrar, pero sí en pasar por caja, alrededor de las 10.15. Él trabaja en la tienda por las tardes. Le había echado el ojo a un gran perchero de madera con ruedas en la sección de oportunidades, ubicada en la planta baja y hasta donde los clientes que se dejaban llevar por la marea tardaron casi una hora en llegar. Sergio y Paqui, pareja de novios en trámite de comprar piso, entraron con los demás, pero tomaron por un atajo para ahorrarse la bulla y llegar directos al perchero, que guardarán hasta que tengan su propia casa.

Para los no expertos en atajos, era casi imposible no recorrer los 16.000 metros cuadrados que ocupan las dos plantas de la tienda. En la alta se exhiben muebles y complementos y se ofrecen soluciones completas para cada habitación de la casa. En el sótano, un gran almacén autoservicio, el cliente coge los artículos que ha seleccionado. La salida y las cajas están al final del todo y la señalización es más que discreta, por lo que es inevitable recorrer toda la exposición, algunas zonas varias veces, antes de dar con ellas. Por el camino, como en un supermercado, algunos iban llenando el carro.