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La matriz alemana de Babcock pone en entredicho la venta de la empresa a ATB

Borsig negocia con la noruega Enviroarc a espaldas de la SEPI, que desautoriza la operación

El futuro de Babcock Borsig España, el fabricante vasco de bienes de equipo, parece gafado. Cuando la venta de la empresa a la compañía austriaca ATB parecía totalmente cerrado, la operación se ha vuelto a complicar: la matriz alemana Babcock Borsig, en suspensión de pagos desde 2002, negocia ahora con la firma noruega Enviroarc, que había sido descartada en el proceso de venta por la consultora externa contratada para la operación, Roland Berger.

La entrada en juego de Enviroarc se produce, además, cuando sólo restaba la firma para que se cerrara la venta entre la matriz alemana y ATB, y después de que la Comisión Europea aprobara desbloquear ayudas por 104 millones, congeladas cuando Babcock Borsig entró en suspensión de pagos.

La operación ha irritado sobremanera a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales (SEPI), que aseguró ayer que la única operación autorizada es la venta a ATB, que se iba a cerrar con el pago simbólico de un euro. Fuentes del grupo estatal, antiguo propietario de Babcock, afirmaron que esta opción es la única que permitiría disponer de los 104 millones y descartaron tajantemente reabrir el proceso. Agregaron que no se recurrirá de nuevo a Bruselas y que la SEPI no aportará ninguna ayuda.

Uno de los dos interventores judiciales de la empresa alemana, Helmut Schmitz, dijo ayer que la oferta de los noruegos es de "varios cientos de miles de euros", informa Efe. Agregó que sólo supone la reducción de la plantilla actual de la planta de Sestao en 80 empleados -ATB propone 240 prejubilaciones-. Admitió que hubo un contacto con los austriacos, el pasado 22 de diciembre, en Madrid, pero se suscitaron discrepancias porque ATB no pagó los 2,2 millones de euros que, según Schmitz, adeudaba la compañía vasca a la casa matriz por servicios y productos suministrados.

El administrador señaló que la ley alemana le obliga a estudiar la oferta y precisó que Babcock Borsig no tenía ningún compromiso con ATB y que sólo existe una carta de intenciones que, a su juicio, no compromete legalmente a nada.

La firma de la venta a ATB se esperaba suscribir a finales del pasado diciembre. Pero los problemas aparecieron cuando desde el día 17 la matriz alemana dejó de contestar las llamadas tanto de la SEPI como de la firma austríaca para cerrar la operación.

El acuerdo supone la prejubilación de unos 240 trabajadores, nacidos entre 1950 y 1952, de una plantilla de 673, garantiza el empleo del resto durante cinco años. El plan de inversiones de ATB contempla inyectar en cinco años 75 millones de euros, garantiza la transferencia de tecnología hasta que la planta de Sestao genere producto propio y aportará además carga de trabajo hasta que sea capaz de lograr sus pedidos.

La fabricante vasca de bienes de equipo fue privatizada hace dos años y quedó en manos de Babcock Borsig. Pero la matriz entró en suspensión de pagos a los ocho meses, lo que obligó a la SEPI a buscar un nuevo comprador. Al nuevo proceso accedieron tres firmas: la mexicana Ultramar, la noruega Enviroarc y ATB. Los noruegos fueron los primeros descartados, al entender que su oferta era, financieramente, la más débil.

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