Los madrileños, especialistas en sufrir
Ya sabemos que las obras traen consigo muchos inconvenientes e incomodidades. Los madrileños, en concreto, somos unos especialistas en sufrir todo tipo de zanjas, agujeros y calles levantadas hasta tres veces en el mismo año. Este sufrimiento tendría algún sentido si las cosas mejoraran o tuviera un final.
Pues ni una cosa ni otra. Sol vuelve a estar en obras, Atocha también, la plaza de Oriente, la del Carmen... No contentos con esto, las obras que se terminan no duran un solo asalto: no hay una sola calle o plaza del centro de Madrid recientemente reformada que no presente socavones, hundimientos, losetas de granito partidas o bolardos mal colocados.
En algunas de ellas se limitan a rellenar los agujeros con cemento y a dejar esos parches impresentables. El anterior alcalde de Madrid necesitó una procesión de Semana Santa para darse cuenta de lo mal que habían hecho las obras en las inmediaciones de la Puerta de Sol.
Dése un paseo, señor Ruiz-Gallardón, y pida explicaciones a las constructoras que se están haciendo de oro con esta pasión reformadora. Por lo menos que lo hagan bien.
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