El Himno de Riego
El tema de los represaliados y víctimas del franquismo hace tiempo que es objeto de información y debate en los medios de comunicación españoles. La recuperación de la memoria histórica de los caídos en el bando republicano y la identificación de las fosas comunes de los asesinados por la represión franquista han supuesto sendos decretos de la Consejería de Justicia y Administración Pública de la Junta de Andalucía con el fin de reivindicar dicha memoria e identificar los cuerpos de los muertos. El señor Haro Tecglen dice muy acertadamente que todos somos víctimas de Franco. Para los señores del PP, toda esta cuestión de memoria es puro revival de naftalina. Un revival que tan magníficamente aclara Marc Carrillo en EL PAÍS del día 2 de diciembre pasado. ¿De verdad que ya hemos dejado de tener en cuenta las influencias de esas fuerzas ajenas a nuestra voluntad llamadas destino, fatun o hados? Para los creyentes señores de la derechona sería La Providencia. Pues bien. En un lejano y sorprendente país llamado Australia "... un mal trompetista se equivoca de legajos y elige el himno anterior
: Franco se estremece en su tumba...". Decía León Felipe: "... Yo oigo aún la risa de los hombres de hace 400 años (refiriéndose a las injusticias de la época de Cervantes) Cuando en Barcelona las toneladas de trilita cayeron sobre los nietos indefensos...". ¡Como en la más impactante de las escenas dramáticas, los muertos alzan sus voces! A través de la música de una trompeta lejana. Pues eso es el flamenco: Música de la memoria. Por eso Tía Anica decía aquello de que cuando cantaba la boca le sabía a sangre. Y por eso a muchos les interesa cambiar las banderas republicana del puente de Triana por otras..., aunque sean gitanas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.