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Reportaje:

El desliz de Laura

Un libro relata cómo un accidente cambió la vida de la esposa de Bush

La discreta y sonriente Laura Bush, primera dama desde hace tres años, es La esposa perfecta, según la periodista de The Washington Post Ann Gerhart, que acaba de publicar su biografía con ese título. Además de ser perfecta, Laura Bush es menos conservadora que su marido, en el que influye notablemente, y trata de no llamar la atención nunca, según Ann Gerhart. La periodista, que ha seguido muy de cerca a Laura Bush por encargo de su diario desde que llegó a la Casa Blanca y que ha tenido "un excelente acceso" a la primera dama, recorre toda su vida en el libro, desde el nacimiento y la educación en Tejas hasta las dramáticas jornadas del 11 de septiembre de 2001, pasando por el ultimátum que dio a su marido, cuando él cumplió 40 años, para que eligiera entre ella y el alcohol.

De los episodios de la vida de Laura Bush que aparecen en el libro, el mejor documentado es el que la cambió por completo y con el que arranca su biografía. "Tenía 17 años, acababa de cumplirlos, era una chica que tenía acceso a las llaves del coche de su padre" y que las pidió para ir a una fiesta un día entre semana. Sus padres no se las negaron: "Era realmente buena, hija única y un ángel, un amor. Nunca les dio un problema". Pero aquella noche de 1963, la joven que entonces se llamaba Laura Welch se saltó un stop en la carretera 349 y se estrelló contra otro coche. Ni a ella ni a su amiga Judy les pasó nada grave. En cambio, el impacto lateral contra el otro vehículo mató al joven Michael Douglas.

Michael no era un desconocido. Todo lo contrario. También de 17 años, del mismo instituto que Laura, incluso de su círculo más estrecho de amigos. "Laura sufrió. El dolor fue aplastante, confesó ella, años después", escribe Ann Gerhart, que no deja de llamar la atención sobre la escasa investigación policial del accidente. La visibilidad era excelente y el pavimento estaba seco, pero Laura Welch no fue acusada de nada, "ni siquiera fue multada por saltarse un stop".

En los informes a los que ha tenido acceso la periodista, la policía señaló que no había huellas de alcohol, pero no queda claro si fue sometida a una prueba. "Quizá las autoridades locales contemplaron el episodio como la propia Laura me lo describió, 'un trágico accidente", escribe Gerhart, que añade que aunque a la joven se le permitiera cometer "un terrible error sin tener que arruinar su vida por ello", a partir de aquel momento cambió por completo. "Se hizo más cauta y menos espontánea, más abierta a la comprensión de los otros, menos inclinada a juzgar a las demás personas". Laura Bush ha hablado alguna vez de este accidente, pero en el libro profundiza más y reconoce que "haber causado la muerte de Mike Douglas me dio otra perspectiva de la vida".

Una vida fácil hasta entonces, desde su nacimiento en el seno de una acomodada familia el 4 de noviembre de 1946, aunque Laura Bush hace referencia a cómo define el duro paisaje social de Tejas -"era difícil, tanto para las mujeres como para los hombres"-. El resto de los capítulos abordan su formación académica e intelectual, su amor por la literatura, los tres meses de noviazgo con George, el nacimiento y la educación de las gemelas en los difíciles años de vino y rosas del actual presidente y la llegada a la Casa Blanca. Una de las primeras decisiones de Laura Bush, definitoria de su carácter, fue rectificar a su antecesora, Hillary Clinton, y devolver la oficina de la primera dama al ala este, lejos del Despacho Oval .

Es difícil saber qué acogida tendrá el libro, pero no sería extraño que se convirtiera en un éxito de ventas. La veterana periodista Helen Thomas, conocida como la primera dama de la prensa de Washington después de haber seguido de cerca a todos los presidentes desde John Kennedy hasta el actual, califica La esposa perfecta de "libro maravilloso" y escribe que "Laura Bush queda definida de forma soberbia" por Ann Gerhart.

Laura Bush, junto a su esposo, en una imagen de enero de 2001.
Laura Bush, junto a su esposo, en una imagen de enero de 2001.REUTERS

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