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QUIEBRA EN EL SECTOR ALIMENTARIO

Un grupo que pasó de ser un icono italiano al Enron europeo

A pesar de que en Europa se han vivido escándalos de gran magnitud como el de la cadena de supermercados holandesa Ahold o el desplome del gigante francés Vivendi, el caso de Parmalat es hasta ahora lo más parecido a lo que sucedió con la empresa energética Enron en EE UU. En el grupo italiano se vislumbra que ha habido el mismo afán por manipular la contabilidad que se probó en Enron, con todos los trucos posibles para ocultar un fraude. Este tipo de conducta es la que realmente asusta a los inversores. Por suerte, el impacto del caso Parmalat será mucho menor, ya que es 11 veces más pequeña que Enron.

La causa del desplome de Parmalat reside en el hecho de que hay un agujero en la empresa de por lo menos 4.000 millones de euros (al parecer la cifra real duplica este primer cálculo) que supuestamente estaban en cuentas en el paraíso fiscal de las islas Caimán. El escándalo saltó cuando Parmalat tuvo que hacer frente a un pago de 150 millones de euros por el vencimiento de unos bonos y no lo hizo. Parmalat aseguró que tenía ese dinero en una cuenta de una filial de Bank of America en las islas Caimán. El banco negó que hubiese tal dinero y puso en jaque la solvencia del grupo italiano.

Más información
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Las peores sospechas

Las peores sospechas se confirmaron y en poco más de unas semanas Parmalat se desplomó hasta perder todo su valor en Bolsa y declararse la quiebra de una empresa con más de 36.000 empleados. El Gobierno italiano tuvo que sacar una nueva ley de quiebras para grandes empresas y pedir permiso a la Comisión Europea para inyectar fondos para rescatar el grupo. El Ejecutivo también nombró un interventor para gestionar el grupo hasta que la situación se resuelva con la liquidación y venta del mismo.

El presidente y fundador de Parmalat, Calisto Tanzi, y otras 20 personas son las que pueden llegar a ser condenadas por este fraude. Los cargos contra Tanzi se centran más en la manipulación contable (hace figurar un dinero que no tenía para avalar nuevas emisiones de bonos, por ejemplo) que por sustracción indebida de fondos. Ello, a pesar de que el lunes Tanzi reconoció que se había embolsado unos 500 millones de euros en beneficio propio. Se espera que los dos equipos que están escrudiñando los libros de Parmalat den con la clave del fraude.

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