Un nuevo consenso que refuerce la legalidad internacional

España tiene que redefinir su política exterior, tras la deriva "impuesta por el Gobierno popular al romper unilateralmente el consenso mantenido a lo largo de un cuarto de siglo" con "su apoyo incondicional a la ilegal intervención militar de Estados Unidos y del Reino Unido en Irak". Éste es uno de los grandes retos que el PSOE se plantea para recolocar a España en el mundo y hacer frente a los problemas del siglo XXI, desarrollados en la oferta electoral para los comicios de marzo.

Una clara opción europeísta, el respaldo a la legalidad internacional representada por Naciones Unidas, el fortalecimiento de las relaciones con América Latina y el reconocimiento de la importancia del diálogo transatlántico (incluido el bilateral con EE UU) y del euromediterráneo, son los principios que a juicio de los socialistas deben inspirar el renovado consenso para hacer frente a las nuevas y viejas amenazas globales. Entre ellas, el terrorismo, las armas de destrucción masiva, el crecimiento de las desigualdades, las crisis financieras o el deterioro ambiental.

Frente a la doctrina de defensa del ataque preventivo, adoptada por el Gobierno estadounidense de George W. Bush, el PSOE aboga por la diplomacia preventiva para la resolución de conflictos y por la sumisión de la fuerza al derecho, así como por la potenciación de la ONU y la cooperación multilateral.

En esta última deberá desempeñar un papel fundamental la Unión Europea, que debería actuar, según los socialistas, "con una sola voz", también en materia de defensa. Rechazan la división entre la vieja y la nueva Europa y apuestan por una Unión fuerte y autónoma, capaz de actuar con credibilidad en la escena internacional.

La defensa activa de los derechos humanos y la adopción de los acuerdos de la Cumbre de Monterrey en materia de ayuda al desarrollo (alcanzar el 0,33% del PIB europeo en 2006) son también compromisos electorales del partido que lidera José Luis Rodríguez Zapatero.