Órdago de Dragados en Chile

En vísperas de su fusión definitiva con ACS, Dragados emitió hace una semana bonos por 368 millones de dólares en Chile, realizando la mayor operación de este tipo en la historia de ese mercado. Esta emisión consolida el incierto y vapuleado sector de las concesiones viales en Chile y legitima a la propia Dragados como la principal empresa en un mercado dominado por constructoras españolas.

En sólo dos minutos, la constructora Dragados logró vender todos los bonos en el mercado de valores chileno. La operación, realizada en pesos -la moneda local-, fue realizada por la Sociedad Concesionaria Autopista Central, empresa participada en un 48% por Dragados en sociedad con la sueca Skanska. Esta empresa construye la que será una de las autopistas más modernas de Suramérica, cruzando a lo largo de 60 kilómetros y de norte a sur la capital de Chile, Santiago.

El éxito de las emisiones supone un espaldarazo al sistema de concesiones de autopistas urbanas de peaje, con fuerte presencia española

La operación cuyo monto no tiene precedentes en el mercado chileno, fue realizada a 23 años, con una tasa de 5,9%, una de las mejores que ha logrado una empresa en Suramérica en 2003. En paralelo y para financiar el mismo proyecto, la participada de Dragados realizó otra emisión en Nueva York por 270 millones de dólares y una demanda que triplicó el monto, con una tasa del 6,22%.

En Chile, Dragados posee dos proyectos en construcción: la ya citada Autopista Central y la de Vespucio Norte, con una inversión conjunta de 775 millones de dólares. La sociedad que opera la concesión de Vespucio también ha sido saneada hace 15 días, al reprogramar su deuda, equivalente a 95 millones de dólares.

Estas operaciones, junto a la emisión por 270 millones de dólares, que también realizó hace una semana Costanera Norte -controlada por la italiana Impregilo-, consolidan las concesiones viales en Chile y legitiman un modelo de gestión de carreteras urbanas casi inexplorado en el resto del mundo. En este mercado hay un fuerte dominio español, con presencia de Sacyr, Acciona y OHL. Las dos primeras construyen autopistas con una inversión comprometida de 374 millones, y OHL lo hace con 230 millones.

El sistema de concesiones comenzó 2003 con mal pie, al destaparse millonarios escándalos de corrupción en el Ministerio de Fomento. En ese momento, las concesiones de obras públicas estuvieron bajo sospecha por la opacidad en la adjudicación de sus contratos. Llegó a ponerse en duda la viabilidad de las cuatro mayores concesiones -todas con participación española-, debido al alto nivel de inversión que requerían, unos 1.500 millones en menos de seis años, y a la novedad del sistema de concesiones utilizado.

Las concesiones, decididas por el Gobierno del presidente Ricardo Lagos hace cuatro años, se basan fundamentalmente en flujos de ingresos futuros. Es decir, una compañía construye una carretera y cobra en forma de peaje el flujo futuro de vehículos que tenga.