El premoderno Anasagasti
Fomento expone 240 documentos sobre el arquitecto de las grandes salas de cine
La arquitectura de Teodoro Anasagasti (Bermeo, 1880-Madrid, 1938) aparece en los 240 documentos conservados por su familia y en otros archivos que se exponen hasta marzo en la Arquería de los Nuevos Ministerios de Madrid (paseo de la Castellana, 67). Especializado en cines y teatros, viajero, pintor, profesor y académico, facilita la llegada a España de los postulados del movimiento moderno, con unos concursos y edificios (Faro de Colón en Santo Domingo, panteón de Erezuma, teatros Monumental y Villamarta, edificio Madrid-París, Casa de Correos de Málaga) que recuerdan la integración de las artes de las tendencias centroeuropeas.
"Es un caso aislado en España", declara la arquitecta Carmen Blasco, profesora titular de Dibujo, estudiosa del palacio del Buen Retiro, con la reconstrucción de las pinturas del Salón de Reinos, y comisaria de la exposición de Anasagasti. En los últimos cuatro años ha participado en una investigación, dirigida por Ignacio de las Casas, sobre el arquitecto a través de un convenio entre el Ministerio de Fomento y la Escuela de Arquitectura de Madrid. La rehabilitación del teatro Pavón, en Madrid, realizada por De las Casas, provocó las aportaciones de los familiares de un material conservado sobre la carrera profesional de Anasagasti, con sus apuntes y acuarelas de los viajes por Europa y España, sus proyectos monumentales, sus edificios en la Gran Vía de Madrid, las salas de espectáculos, el urbanismo de la ciudad-jardín en barrios de Irún, Oviedo y Mieres, y su labor de protección de monumentos durante la Guerra Civil, con sus propias fotografías y dibujos. El montaje incorpora la reproducción de lámparas del teatro Monumental y nuevas maquetas de sus proyectos. Los materiales se reproducen en un folleto y en un DVD, con imágenes de época de Filmoteca Española, a la espera del catálogo que aparecerá en enero.
"Es un caso aislado, situado en el final de Wagner y el comienzo de la Bauhaus"
"Anasagasti es una figura no reconocida, quizá por la creencia de que era un hombre de derechas cuando en realidad es un liberal viajero y culto", declara Carmen Blasco. Los contemporáneos de Anasagasti son Palacios, Otamendi, Arbós, Zuazo, "una generación perdida", según la comisaria, que se sitúa entre los que utilizan un lenguaje del siglo XIX y los racionalistas de la generación del 25 y de la República.
"Anasagasti está en el premovimiento moderno, pero tampoco es historicista o ecléctico de principios de siglo. Está más interesado por el lenguaje centroeuropeo, el de la secesión vienesa de Otto Wagner y Hoffmann, que se refleja en su arquitectura funeraria y monumental. Es una imagen muy visual, de integración de las artes, del arte total, de la etapa final de Wagner y los comienzos de la Bauhaus. En España no llegó a definirse como una tendencia y en su arquitectura se aprecia una imagen camaleónica, con un juego de volúmenes fuertes y limpios con colores, pero que en cada lugar utiliza elementos populares y de la artesanía", señala Blasco.
La exposición se convierte en una revisión de la obra completa de Anasagasti, que comienza con sus estudios en la escuela de Madrid, como arquitecto municipal de Bermeo y la beca de la Academia de Roma que le permite visitar la arquitectura centroeuropea. En las salas aparecen los dibujos y los apuntes de viaje que también envía a la revista La construcción moderna. La herencia que recibe de la tradición clásica y de las corrientes del romanticismo y el simbolismo se traduce en las acuarelas de sus proyectos monumentales, como el cementerio ideal, el templo del dolor, la torre gigantesca y los monumentos en el monte Urgull y a la reina María Cristina en la isla de Santa Clara de San Sebastián y el faro de Colón en Santo Domingo, de 1928.
De los proyectos se pasa a las construcciones, como el panteón para la familia Erezuma en el cementerio de Mundaka (Vizcaya) y los encargos en Madrid, a través de su suegro, el arquitecto López-Salaberry, como el edificio Madrid-París (Gran Vía, 32), la capilla de San Jorge o la ampliación del edificio de Abc.
El trabajo de Anasagasti en las grandes salas de espectáculos se puede seguir en el teatro Pavón (1924) de Madrid, y el Villamarta (1926), en Jerez de la Frontera, rehabilitados, porque otros, como el Monumental, el Fontalba, Cisne o Real Cinema, se han alterado o desaparecido. La comisaria recuerda que el arquitecto fue uno de los primeros en experimentar con el hormigón armado en los años veinte, que utiliza para cubrir grandes luces con pocos pilares en cines y teatros. "El cine tuvo un gran impacto en España, era una cuestión social, donde existían el 25% de las salas de cine de toda Europa".
El montaje refleja la personalidad "inquieta" de Anasagasti, con sus apuntes de viaje por España, la publicación de la revista ANTA en su estudio de la calle Rosales; profesor de Dibujo y Proyectos, académico de Bellas Artes y su trabajo durante la guerra en las Brigadas de Desescombros, que se ilustra con sus acuarelas y fotografías.
Babelia
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