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35 millones de pasajeros viajan cada año sin pagar en los transportes públicos metropolitanos

El fraude supone una pérdida de ingresos de 19 millones de euros

Es una imagen habitual: alguien salta la barrera del metro sin pasar por la máquina el billete correspondiente. Un estudio de la Autoridad del Transporte Metropolitano señala que este hecho (u otros fraudes similares) se produce 199.481 veces al día. Probablemente más, hasta alcanzar los 200.000 viajes fraudulentos. El resultado es que las empresas del transporte público (el metro y los diferentes autobuses, los trenes de Cercanías y los de Ferrocarrils de la Generalitat) dejan de ingresar 19 millones de euros como consecuencia de los 35 millones de viajeros que no pagan.

El estudio es el resultado de una encuesta efectuada sobre una muestra total de 85.428 pasajeros repartidos entre las diferentes líneas. Casi 10.000 huyeron al acercarse el encuestador o se negaron de plano a responder a las preguntas. De los 75.457 que respondieron, el 4,3% se hallaba en situación irregular (sin billete, con billete sin pasar por la máquina o con un billete inadecuado) y el 2,9% se negó a mostrar el billete.

Los autores del informe establecen que detectaron el 4,3% de fraude real (lo que significa una media de 119.481 pasajeros en esta situación) y el 2,9% de fraude probable (equivale a otros 80.741 pasajeros).

Estas cifras representan que el volumen de fraude a lo largo del año afecta a 35 millones de pasajeros, que dejan de aportar unos 19 millones de euros. Los ingresos previstos por la ATM para este año suman 259 millones de euros. Es decir, el fraude supone una disminución de ingresos del 7,3% de lo previsto. Este dinero se recarga entre lo que paga el resto de usuarios.

De los defraudadores, el porcentaje mayor se sitúa entre quienes viajan en un tramo mucho más largo que aquel al que les da derecho el billete o abono que portan. Es decir: una persona entra en una estación situada en una zona y pasa por la máquina un billete que le da derecho a moverse en ella, pero no a traspasarla. Sin embargo, se desplaza hasta una estación situada en otra zona y, por tanto, hubiera necesitado un abono más caro.

El segundo bloque importante es el de quienes llevan el billete pero no lo han pasado por la máquina correspondiente, de modo que un abono de 10 viajes les dura un tiempo casi ilimitado. El tercer bloque es el de quienes reconocen directamente que no llevan billete.

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En el campo del fraude probable, el mayor porcentaje es el de quienes no quieren mostrar el billete cuando se les pide. De todos los pasajeros que por un motivo u otro no enseñaron el pase, más de la mitad dieron como motivo que no querían hacerlo, mientras que uno de cada cuatro aseguró que no tenía tiempo para buscarlo.

De los 200.000 trayectos estimados como fraudulentos, 80.000 se harían en el metro; 44.000 corresponden a los servicios de Cercanías de Renfe; 34.000 eran pasajeros de los Ferrocarrils de la Generalitat; 27.000 viajaban en autobuses urbanos. El resto son pasajeros de otras compañías de autobús.

El estudio se hizo en un total de 934 puntos de paso de las diferentes líneas: 150 de ellas correspondientes al metro; 96 eran de Renfe y otras tantas de Ferrocarrils de la Generalitat; 126 autobuses urbanos y 430 en otras líneas de autobús. Finalmente se hicieron 36 controles en los servicios de autobuses nocturnos, la mayor parte en vehículos de las empresas Tusgsal y Monh.

Los defraudadores se reparten casi por igual entre los hombres (51,5%) y las mujeres (48%). No ocurre lo mismo cuando se analizan los tramos de edad. Entre los menores de 15 años, el fraude es muy bajo. Las personas de este grupo de edad sólo representan el 1,3% del fraude real y el 1,7% del fraude probable. El siguiente tramo, en cambio (de los 16 a los 25 años), es el que incluye el mayor porcentaje de defraudadores: el 32,2% de quienes carecían de billete o utilizaban un billete inadecuado. Entre los 26 y los 35 años el porcentaje disminuye, pero no excesivamente (29,6%). La tendencia al fraude, en realidad, no conoce distinciones por razón de edad: los mayores de 65 años supusieron el 4,1% del fraude real.

La mayoría de los encuestados (80%) utiliza diariamente la red del transporte público metropolitano. El bloque de edad más importante de pasajeros se halla comprendido entre 26 y 35 años y hay una clara mayoría de mujeres: 57,6%. El 42% realiza el desplazamiento por motivos laborales.

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