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Reportaje:

Avanza la Europa de la defensa

El proyecto europeo de cooperación militar se salva del fracaso de la última cumbre

Bruselas

Pese a todo se mueve. El frenazo temporal al proyecto de tratado constitucional la semana pasada no ha dejado en agua de borrajas los tímidos avances para que la UE se dote finalmente de una defensa común y no virtual como hasta ahora. Lo que Jacques Chirac y Tony Blair sellaron con ímpetu en la famosa cita de Saint Malo en 1998 es ya hoy algo mucho más tangible.

"Hablar de defensa en los pasillos del Consejo de Ministros de la UE ha dejado de ser tabú desde hace tiempo y el fracaso de la cumbre no supone dar carpetazo a lo que ya se ha logrado", comenta un embajador del Comité Político y de Seguridad, uno de los órganos de decisión de la compleja estructura de la PESC. Y la ministra de Defensa francesa, Michèle Alliot-Marie, lo aseguraba el pasado miércoles en la Asamblea Nacional: "En temas de defensa el balance de la cumbre fue muy positivo y algunos progresos concretos se verán pronto".

Nace la Agencia Europea de Defensa y la célula de planificación al margen de la OTAN

De hecho, se ha comenzado a examinar con lupa el articulado del Tratado de Niza, que entró en vigor este año, para dar con algún recurso jurídico que pudiera facilitar a no largo plazo la posibilidad de realizar proyectos conjuntos más avanzados entre países miembros.

¿Qué se ha logrado al margen del pésimo resultado del sábado negro? De entrada, la creación de la tan debatida y deseada Agencia Europea de Defensa, así como el esbozo de una célula de planificación operativa independiente de la OTAN, aunque en ella estarán enlaces de SHAPE, el cuartel general de la Alianza Atlántica, para perfilar futuras operaciones militares de la UE. La agencia, encargada de identificar capacidades militares y del desarrollo de la industria, investigación y comercio de armamento, no empezará realmente a funcionar hasta la segunda mitad de 2004 y estará dirigida por el Alto Representante de Política Exterior y Seguridad Común, Javier Solana, aunque por encima de él estarán los ministros de Defensa. A Solana, cuyo mandato concluye teóricamente el próximo octubre, se le ha encargado supervisar los primeros compases de tal célula, que algunos ven como el embrión de lo que puede ser un verdadero cuartel general militar de la UE. "Hoy por hoy, esa previsión está fuera de lugar, porque no encuentra muchos apoyos dentro de la Unión y genera el rechazo frontal de EE UU", afirma una fuente diplomática. Tampoco está por el momento al alcance de la mano la institucionalización de Consejos de Ministros de Defensa mensuales, a semejanza de los de Exteriores. Y menos aún la formación de un Ejército europeo. "Eso no lo permitirían los británicos, pero tampoco los países neutrales", observa una fuente del Consejo.

¿Qué no se ha obtenido por culpa de la cumbre? Todo aquello que iba a ser explícitamente recogido en el proyecto de Constitución. Concretamente, lo que en la jerga comunitaria ha sido bautizado como "cooperaciones estructuradas". Éstas son mecanismos por los cuales un grupo de países miembros deciden ir más allá en planes más avanzados, incluida la puesta en marcha de unidades de combate con capacidad de despliegue muy rápido para misiones en el exterior. Igualmente, la creación de una cláusula de defensa mutua. Son dos ideas que la Convención que preparó el borrador constitucional colocó muy alto, pero que los Gobiernos aguaron luego notablemente al subrayar una y otra vez que ambas propuestas estarán sujetas a la doctrina de la OTAN. Además, Suecia, Finlandia, Austria e Irlanda, los cuatro países de la UE que no son miembros de la Alianza Atlántica, lograron que la cláusula de defensa respetara sus propias Constituciones.

Es decir, un mensaje tranquilizador para EE UU, que no ve con muy buenos ojos las veleidades de los europeos. Pero también para sus principales aliados dentro, como son el Reino Unido, Italia, España y Polonia. Londres ha hecho auténticos ejercicios malabares en los últimos seis meses para no enemistarse con la Administración de Bush y al mismo tiempo subirse a la rueda de Francia y Alemania, con las comparsas de Bélgica y Luxemburgo, que en abril pasado anunciaron el desarrollo de un núcleo duro de defensa y la creación de un cuartel general autónomo. A partir de entonces, los portavoces de la OTAN y del Pentágono se dedicaron a machacar los sufridos oídos de la prensa con los peligros que eso comportaría al duplicar inútilmente medios. Todo se desma-dró y se exageró a raíz de la invasión de Irak. "La guerra contaminó mucho los ánimos", confesaba días atrás el aún secretario general de la OTAN, George Robertson.

A Blair se le atribuye en medios diplomáticos de Bruselas el mérito de persuadir a la Casa Blanca de que la Unión Europea no quiere torpedear la Alianza Atlántica, una organización a la que Washington ha aplicado desde la caída del muro de Berlín una conducta pendular de amor y desamor y de la que se ha servido cuando y como ha querido. El primer ministro británico se sumó a la idea franco-alemana consciente de que, de no hacerlo, se aislaría más de la UE y se pondrían en cuestión sus ideales europeístas una vez que la celebración de un referéndum sobre el ingreso en el euro no estaba previsto al menos para esta legislatura. Hizo la cuadratura del círculo al sugerir que hubiera sendas células de planificación: una europea en SHAPE y otra atlántica, dentro de la estructura del Estado Mayor de la UE. El titular de la Casa Blanca dijo sí, pero con reservas. Éstas las irán marcando el tiempo y el calendario electoral de Estados Unidos. De momento, lo que vaticinan los analistas es una voluntad de los países de la Unión Europea de tratar de cicatrizar las heridas con Bush.

La Guardia Real española desfila por los Campos Elíseos el 4 de julio de 2001.
La Guardia Real española desfila por los Campos Elíseos el 4 de julio de 2001.ASSOCIATED PRESS

Pigmeos militares

Pigmeos con pretenciosas ambiciones de superpotencia. La diplomacia norteamericana no se corta al exhibir estadísticas. El presupuesto militar en el conjunto de la Unión se cifró en unos 170.000 millones de euros en 2002, la mitad del norteamericano. Sin embargo, la UE es la segunda en el mundo con mayor gasto de defensa. Pero se hace hasta ahora mal. Sin ningún fundamento colectivo.

De ahí que los Quince más los diez de la ampliación empezaran hace dos años a elaborar un catálogo para identificar las carencias y tratar de rellenarlas con vistas a posibilitar la Fuerza de Reacción Rápida para sus misiones en el exterior de mantenimiento de la paz, prevención de crisis o ayuda humanitaria.

Las lagunas siguen, pero existen compromisos para colmarlas, en algunos casos a través de fórmulas imaginativas y menos costosas como el leasing. Los puntos débiles siguen siendo, entre otros, el transporte y las comunicaciones. Se espera la llegada del avión A400M y la puesta en marcha de Galileo, el sistema europeo de navegación por satélite, mejor dotado que el norteamericano GPS, lo cual aventura una gran batalla entre las dos orillas. Para algunos observadores, Galileo pondrá gravemente en el alero la solidez de las relaciones transatlánticas. El avión y el sistema de satélite satelitario deberían estar operativos antes de que concluya la presente década.

Precisamente por ello resulta improbable que Europa sea capaz de efectuar una misión de gran envergadura fuera de su área geográfica antes de 2010. Hasta entonces, sus horizontes se centran en los Balcanes, Moldavia, el Mediterráneo o el África subsahariana.

Algunos escenarios potenciales podrían ser Afganistán, Oriente Próximo o incluso Irak. Sin embargo, estos tres encajan más a día de hoy en la órbita de la OTAN.

Pero, pese a sus limitaciones, la UE hizo ya realidad este año su primera misión militar: Macedonia. Comenzó el 31 de marzo y concluyó el pasado día 15. Fue modesta (apenas 400 soldados), pero cargada de simbolismo. Los europeos relevaron a la OTAN y se sirvieron del acuerdo Berlín Plus, el pacto suscrito tres meses antes con la Alianza Atlántica por el cual la UE tiene acceso automático a los medios de planificación y a otros recursos de la organización. La misión se ha transformado ahora en una de carácter policial (200 agentes) para contrarrestar el crimen organizado, con una duración de un año.

Desde enero, 500 policías europeos están desplegados en Bosnia-Herzegovina en sustitución de la OTAN, con un mandato de tres años. Se da por cierto que la UE releve en el segundo semestre de 2004 a la OTAN en Bosnia con unos 8.000 soldados (actualmente hay unos 13.000). Finalmente, en mayo se produjo una operación cien por cien europea en Congo, sin ningún auxilio de los medios de la OTAN, dirigida por Francia y que concluyó en septiembre.

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