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Crónica:FÚTBOL | 17ª jornada de Liga
Crónica
Texto informativo con interpretación

Milito se basta para desactivar a Osasuna

Osasuna emborronó su brillante trayectoria en este primer tramo de la Liga. El vértigo de las alturas hizo mella en los pupilos de Aguirre, quienes sembraron de imprecisiones y dudas lo que sobre el papel se presentaba como el último festín para este voraz conjunto. Pero no hubo lugar. Milito se encargó de descomponer el ralo ataque rojillo sin tan siquiera esforzarse. Entre Álvaro y él desquiciaron al ciclotímico Bakayoko, sentaron en el banquillo al impotente Aloisi y confirmaron el mal momento de Valdo, que desde hace ya demasiados minutos no desequilibra por la banda derecha.

Con el ataque navarro desmontado, una jugada aislada cambió el rumbo del partido. El osasunista Moha decidió ejercer de guardameta para salvar a su equipo de un gol seguro. El colegiado vio la picardía y, sin pensárselo, expulsó al marroquí. Gol de Villa y absoluta desaparición de Osasuna. Con las apreturas en el marcador, los locales sólo consiguieron poner a prueba al meta Laínez una vez en 60 minutos, un insulto a los valores propugnados por Aguirre.

OSASUNA 0 - ZARAGOZA 1

Osasuna: Sanzol; Izquierdo (Palacios, m. 88), Josetxo, Cruchaga, Antonio López; Puñal (Rivero, m. 67), Pablo García; Valdo, Aloisi (Muñoz, m. 52), Moha; y Bakayoko.

Zaragoza: Laínez; Rebosio (Cuartero, m. 79), Álvaro, Milito, David Pirri; Galletti (Iñaki, m. 73), Ponzio, Generelo, Soriano, Savio; y Villa (Espadas, m. 84).

Gol: 0-1. M. 35. Villa, de penalti.

Árbitro: Elizondo Cortés. Amonestó al técnico rojillo, Javier Aguirre; a Bakayoko, Pablo García, Aloisi, Izquierdo, Generelo y Valdo. Expulsó a Moha (m. 33) con la tarjeta roja directa y a Cruchaga (m. 90) por dos amarillas.

Unos 17.000 espectadores en El Sadar.

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El argentino Milito hizo de todo y todo bien. Le sobró inteligencia para anular a la delantera rojilla e incluso se permitió ayudar a Ponzio en el medio campo, que, tras media parte de dominio local, cayó en poder blanquiazul.

Todas las circunstancias se volvieron en contra de Osasuna. En primer lugar, el barro, histórico aliado suyo, minó con sus trampas las escasas intenciones ofensivas de los de El Sadar. En segundo, la forma física, exprimida en un conjunto con muy pocas variantes en el banquillo y agravada ayer por la ausencia de tres delanteros, entre sancionados y convocados por su selección. Y, por último, su rival: el Zaragoza, que ayer tiró de manual y desplegó el juego exacto para ganar un partido a los puntos.

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