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Crítica:Mercedes SLR McLaren
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Un prodigio tecnológico en la calle

La experiencia de McLaren en la fórmula 1 con el diseño, la calidad y los sistemas de seguridad de Mercedes. El SLR McLaren es el nuevo icono de la marca alemana, un superdeportivo de altas prestaciones que sirve de espectacular escaparate para mostrar los últimos avances de este fabricante.

La última joya tecnológica de Mercedes aplica en un coche de serie, deportivo y exclusivo muchas soluciones hasta ahora reservadas a los monoplazas de competición. El nuevo rival de los Ferrari Enzo y Porsche Carrera GT ya está a la venta en España con un precio de 482.500 euros (unos 80 millones de pesetas) y las primeras cinco unidades se entregarán en 2004.

Máxima sofisticación

El Mercedes SLR es una de las máquinas más avanzadas y perfectas que ha fabricado el hombre. La alianza estratégica entre el equipo McLaren F1 y Mercedes, su proveedor de motores, ha permitido unir en un modelo lo mejor de ambos mundos: las soluciones de la competición automovilística más sofisticada y el liderato de la marca alemana en la fabricación de coches exclusivos. El resultado es un superdeportivo que desarrolla los últimos avances y tecnologías para explorar nuevos caminos que harán posible su aplicación futura en otros modelos más asequibles y populares.

El SLR McLaren es un coche de carreras con traje de calle. Bajo su impresionante carrocería de 4,65 metros se esconde un chasis monocasco de fibra de carbono, como los de los fórmula 1, que combina la máxima rigidez con un peso muy ligero y, sobre todo, sirve de escudo en caso de choque. Para mover el conjunto dispone de un imponente motor 5.5 V8 con compresor y nada menos que 626 CV acoplado a un cambio automático secuencial de cinco marchas que empuja con la fuerza de un cohete: acelera de 0 a 200 km/h. en 10,8 segundos y alcanza 334 km/h. Y para parar este auténtico misil con ruedas lleva unos frenos con discos cerámicos que actúan con una eficacia aún más sorpredente que el motor y detienen los 1.768 kilos de peso como si abrieran un paracaídas: el alerón trasero se coloca en posición vertical y hace también de freno aéreo.

La flecha de plata del nuevo siglo

Estos argumentos y muchos otros más ocultos en la mecánica convierten al SLR en un coche único que recupera el mito de los Mercedes SLR alas de gaviota, las flechas de plata imbatibles en las carreras de los cincuenta. Pero el superdeportivo alemán evoluciona también el diseño de su antecesor con una carrocería espectacular que conserva el ADN del original.

El frontal, muy alargado y penetrante, se inspira en los fórmula 1. Su línea en forma de flecha integra unos faros dobles muy estilizados y unas aletas con unas llamativas branquias con los escapes laterales debajo. Las dos grandes puertas se abren hacia arriba y dan acceso a un habitáculo exquisitamente acabado, con toda la clase y los materiales más exclusivos de la marca. Y el conjunto se completa con una zaga muy recortada y un alerón oculto sobre el capó que se despliega automáticamente a 95 km/h. Además, la zona inferior cuenta con seis difusores que aspiran el aire para pegar el coche al suelo a alta velocidad.

El resultado es un superdeportivo con línea de proyectil que reinterpreta con brillantez el concepto de los GT o Gran Turismo. Además estrena lo último en seguridad, con seis airbags, incluidos dos para las rodillas, un control de estabilidad (ESP 'r') impecable... Y aunque no destaca por su sentido práctico, dispone de un cofre interior para objetos y un maletero de 272 litros para llevar el equipaje de sus afortunados ocupantes.

La línea en flecha define la imagen del SLR. El frontal, muy largo, contrasta con las medidas recortadas del habitáculo y la zaga, y crean una imagen atlética, elegante y poderosa.
La línea en flecha define la imagen del SLR. El frontal, muy largo, contrasta con las medidas recortadas del habitáculo y la zaga, y crean una imagen atlética, elegante y poderosa.

TECNOLOGÍA DE LA FÓRMULA 1

LA APLICACIÓN de tecnologías procedentes de la fórmula 1 en el SLR ha exigido a McLaren desarrollar nuevas soluciones para reducir los costes y el tiempo de elaboración y hacer viable su fabricación en serie: el objetivo es producir entre 2.500 y 3.000 unidades en seis años, unas 500 anuales para atender una demanda que cubre ya los dos primeros años de fabricación.

El chasis de este escaparate del futuro es de fibra de carbono y pesa la mitad que uno de acero. Incluye dos imponentes largueros de 62 centímetros de largo en el frontal que mantienen la integridad del habitáculo en caso de choque. Pero, tanto la carrocería como las puertas y los laterales son también de fibra de carbono. Y destacan los discos de freno cerámicos con accionamiento eléctrico (SBC), que, a pesar de parar el peso casi al instante a más de 300 km/h., duran 300.000 kilómetros.

AL VOLANTE DEL MERCEDES SLR

MERCEDES HA presentado el SLR en Suráfrica aprovechando el verano y el circuito de Kyalami para mostrar sus impresionantes prestaciones.

Lo primero que llama la atención en este coche son las puertas, que se abren hacia arriba accionando un pulsador. Pero, al contrario que los Ferrari Enzo y Porsche GT, está acabado con todo el lujo de Mercedes: tapicería de cuero, detalles de aluminio y carbono, instrumentación de 360 km/h...

El arranque se realiza pulsando un botón oculto bajo una pestaña situada sobre el pomo del cambio. Y responde al instante con un sonido bronco que entusiasma. A partir de ahí todo pasa muy deprisa: un suave toque al cambio automático secuencial para introducir la marcha y acelera con tal fuerza que la espalda se clava en el respaldo. Las cinco marchas se van engranado sin que casi se note mientras el motor ruge con fiereza para llegar a las 6.500 vueltas en un suspiro. Y aunque el velocímetro escala las marcas de los 210, 240, 270 km/h... y supera los 300 km/h. con absoluta naturalidad, el conductor tiene la sensación de que todo sucede a cámara lenta: parece que se va mucho más despacio.

A pesar de sus aceleraciones, sorprende aún más la facilidad de conducción, porque es uno de esos coches que hacen sentirse un piloto de élite. Se maneja con la punta de los dedos, como un GTi, y se agarra al asfalto como si llevara ventosas. La velocidad de paso por curva es tan alta y las reacciones tan nobles que cuesta imaginar los límites: ni siquiera se nota cuando actúa el ESP. Y entusiasma todavía más la frenada: los discos chirrían a baja velocidad, pero si se pisa con decisión se clava en el suelo y para a cualquier velocidad en distancias increíbles.

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