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Quince escritores crean cuentos en euskera a partir de fotografías

La experiencia se plasma en el libro 'Begiz jotako Ipuinak'

La fotografía y la literatura en euskera han protagonizado un íntimo diálogo que ha quedado plasmado en Begiz jotako ipuinak, un libro que recoge quince imágenes de otros tantos fotógrafos contemporáneos y quince cuentos que otros tantos escritores euskaldunes han escrito a partir de la visión de esas instantáneas.

La comunión entre ambas disciplinas ha sido posible gracias a la iniciativa del matrimonio Ordóñez-Falcón, poseedor de una de las más importantes colecciones privadas de fotografía y cuya fundación tiene su sede en San Sebastián. "La idea de la fundación es no aislar la fotografía como una manifestación artística, sino reforzarla en su diálogo con otras áreas creativas, en este caso con la literatura en euskera", señaló ayer Enrique Ordóñez durante la presentación del libro, coeditado por Alberdania.

Con este pensamiento, Ordóñez y el coordinador del proyecto, Joxean Muñoz, seleccionaron a quince escritores: Lourdes Oñederra, Koldo Izagirre, Harkaitz Cano, Anjel Lertxundi, Ramón Saizarbitoria, Juan Garzia, Arantxa Iturbe, Xabier Montoia, Jon Alonso, Iban Zaldua, Unai Elorriaga, Inazio Mujika, Edorta Jimenez, Aurelia Arkotxa y Joseba Sarrionaindia. Ante ellos pusieron 35 imágenes de la colección Ordóñez-Falcón firmadas por autores de diversos países que representan "la vanguardia de la fotografía contemporánea", tales como William Eggleston, Frank Thiel, Andreas Gursky, Esko Männikkö y Joan Fontcuberta.

Tras contemplar las fotografías, cada escritor eligió una instantánea a partir de la cual elaborar una ficción literaria. El diálogo estaba servido. Los quince autores entraron en contacto con el trabajo de otros tantos fotógrafos para dar a luz a sendas historias. Las fotos en unos casos están muy ligadas a los textos y en otros, poco. Para algunos escritores han sido el punto de partida; para otros, el de llegada. Y no faltan quienes han establecido una relación lateral, según explicó Muñoz.

El volumen está concebido como una especie de libro de viajes inacabado, de manera que incluye una docena de hojas en blanco que invitan al lector a completar el trabajo introduciendo cualquier imagen que le haya llamado la atención y escribiendo sobre ella.

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