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Parmalat se sitúa al borde del colapso tras descubrirse un 'agujero' de 3.900 millones

Las acciones se desploman en Bolsa el 66% y la Fiscalía de Milán abre una investigación

Enric González

La crisis de Parmalat adquirió ayer proporciones gigantescas. En las cuentas de la corporación alimentaria italiana se descubrió un agujero superior a los 3.900 millones de euros. La Fiscalía de Milán inició una investigación por presunto fraude, mientras las acciones de la sociedad se desplomaban un 66% en Bolsa. El nuevo administrador, Enrico Bondi, que recibió un pleno apoyo del consejo de administración, anunció que cooperaría con las autoridades. El ministro de Economía italiano, Giulio Tremonti, habló de un caso Enron europeo.

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La jornada negra de Parmalat se abrió con la aparente evaporación de 3.950 millones de euros, la práctica totalidad de la tesorería de la firma, en una oscura maraña de sociedades instrumentales de las islas Caimán, el paraíso fiscal más opaco del mundo.

Esos fondos eran gestionados, según el balance de 2002, por una filial llamada Bonlat, con sede en las Caimán. Bonlat había invertido el dinero en un fondo llamado Epicurum, domiciliado en el mismo paraíso fiscal. La semana pasada, cuando Parmalat no pudo hacer frente al vencimiento de una emisión de deuda por un importe de 150 millones y estalló la crisis, dimitieron el presidente y principal accionista, Calisto Tanzi, y el director financiero, Fausto Tonna.

Asumió el cargo de presidente-administrador Enrico Bondi, uno de los gestores más prestigiosos de Italia. Su primera medida fue conseguir un crédito bancario para hacer frente a la recompra de deuda y atajar el desplome bursátil. La segunda, casi inmediata, consistió en exigir que los fondos enviados a las Caimán fueran repatriados hacia Italia.

La filial Bonlat aseguraba que los 3.950 millones estaban depositados en el Bank of America. Eso había hecho constar en 2002 ante los auditores de Grant Thornton, que supervisaban las cuentas de Bonlat, y había ratificado recientemente con un documento de fecha 6 de marzo en el que aparecían las firmas de altos responsables de la entidad financiera neoyorquina. Pero Deloitte & Touche, la auditora del holding Parmalat, dudaba desde hacía semanas de la veracidad de las informaciones de Bonlat, y lo hizo notar públicamente. Grant Thornton pidió que el banco estadounidense confirmara que tenía el dinero de Parmalat-Bonlat. La respuesta, emitida el jueves, fue negativa: Bank of America no tenía entre sus cuentas ninguna a nombre de Bonlat, y además no reconocía la autenticidad del documento del 6 de marzo.

La noticia llegó a los mercados financieros europeos a primera hora de la mañana de ayer. Enrico Bondi acudió a la sede central de Parmalat, en las cercanías de la ciudad de Parma, y convocó para la tarde un consejo de administración extraordinario que seguía reunido anoche al cierre de esta edición. El tema central del consejo, según fuentes bancarias citadas por la agencia Ansa, era una posible suspensión de pagos.

La Fiscalía de Milán, la ciudad donde se celebró la última junta de accionistas, fue informada de la situación y abrió una investigación preliminar por presunto fraude contable. El ministro de Economía, Giulio Tremonti, hizo un resumen de la situación al Consejo de Ministros y comentó, según Adnkronos, que se trataba de "un caso Enron europeo". Tremonti expresó su preocupación por la crisis y, sobre todo, por el hecho de que todos los controles contables hubieran fallado.

Las acciones de Parmalat, cuya cotización ya había sido suspendida el pasado día 11, tras perder un 40%, sufrieron un nuevo colapso. Todos querían vender y nadie compraba. La Bolsa de Milán hizo varios intentos para casar órdenes, pero fue inútil. Parmalat comenzó diciembre con un valor bursátil de 1.800 millones de euros. Ayer valía algo menos de 245 millones.

La Bolsa de Milán anunció que, con fecha 23 de diciembre, Parmalat dejaría de ponderar en el índice Mib 30 de las 30 mayores sociedades italianas. Como sustituta fue designada Autogrill, la cadena de restaurantes de autopista de la familia Benetton. La deuda de Parmalat, que la semana pasada ya había sido degradada por la firma Standard & Poor's al nivel de los bonos basura, perdió ayer toda calificación e ingresó en el limbo del papel sin valor alguno.

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