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Columna
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Polvorones

Hace unos días leí una frase que me gustó. Alguien había dicho que "un presidente que busca consenso no puede apartar el debate político del Parlamento, ya que es una manera torticera de actuar como demócrata y supone actuar de forma dictatorial". Pensé que quien así hablaba se estaba refiriendo a Ibarretxe, que ha pasado su plan por su PNV. También pensé que se estaba refiriendo a José María Aznar, que anda reformando las leyes penales para cargarse un referéndum sin buscar consenso, sin debatirlas en el Parlamento y sin pedir su dictamen al Consejo General del Poder Judicial. Pues no, estaba equivocado. Se estaba refiriendo al presidente de la Junta de Andalucía. Claro que enseguida lo comprendía. Era la señora Martínez que, en esto de la democracia y del estado democrático, anda como en las manifestaciones de Astilleros. Que unos años, si su partido está en la oposición, va, y otros, cuando su partido gobierna en su estado, se estudia La Pepa y lo que haga falta.

Pero claro, faltar, lo que es faltar, falta su PP. No sólo a la educación, como ha sido no invitar oficialmente a la Presidencia de la Junta de Andalucía a un acto de homenaje a la Constitución en Cádiz y que ha obligado a pedir disculpas por esta descortesía, disfrazada de error. No, lo que ha faltado también ha sido al artículo 35 del Estatuto de Autonomía de Andalucía. Un artículo que declara que "el Presidente de la Junta ostenta la suprema representación de esta Comunidad Autónoma". Vamos, que han hecho un homenaje a la Constitución en Andalucía, y sin Andalucía. Debe ser porque no han leído el Estatuto sin reformar.

En fin, en cualquier caso, lo haya leído o no lo haya leído, lo que sí es seguro es que estando Madrid, les da igual que esté Andalucía. Una equivocación más. Un error más, como ha sido el olvido de Moncloa o, sencillamente, una forma de ser y de actuar que se califica sola. Cada uno que se dé su respuesta. La mía, por si no se nota, es la última. Esperemos que se vayan pronto y que no lleguen, pues de seguir así, no sólo nos van a borrar de Europa, sino de una España indisoluble, como se declara en el artículo 1 del Estatuto de Autonomía para Andalucía, que estaba muy integrada y muy autonómica hasta que llegó Aznar.

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