La agencia de evaluación empieza a examinar al profesorado universitario

Los aspirantes a trabajar como profesores contratados en los 13 campus públicos y privados de la región tienen un mes para mostrar sus méritos ante la Agencia Madrileña de Calidad. Este organismo, creado por mandato de la Ley Orgánica de Universidades, decidirá si su experiencia docente e investigadora es suficiente para dar clase en alguna facultad. Según CC OO, en Madrid hay 6.000 profesores universitarios contratados (no funcionarios), de los que sólo un tercio se presentará a estas pruebas.

Guillermo Calleja, ex rector de la Universidad Rey Juan Carlos y presidente de la Agencia Madrileña de Calidad, explica que los criterios de evaluación de este nuevo organismo "son públicos y transparentes". "Los candidatos podrán saber qué puntuación tienen consultando el baremo y decidir así si quieren presentarse ahora o esperar a acumular más méritos", asegura, refiriéndose a que estas pruebas se celebrarán al menos una vez al año.

Calleja es consciente de que la Agencia de Calidad estatal (que examina a los candidatos a trabajar de profesor contratado en cualquier universidad española) ha recibido numerosas críticas por la "opacidad" de sus criterios de evaluación. "Por eso hemos querido que la madrileña tenga unos baremos muy claros", afirma, refiriéndose a que la Ley de Universidades contempla la creación de agencias autonómicas, además de la estatal.

Calleja destaca que la Agencia madrileña permitirá a los candidatos examinarse de la titulación que elijan, y garantizará que en el comité que los examine, formado por cinco miembros, haya al menos uno de su disciplina. "Intentamos ser flexibles porque puede ocurrir que un matemático lleve años dando clase en la facultad de ingeniería y prefiera ser evaluado dentro de esta especialidad", añade. "Lo de que haya en el comité examinador alguien de la especialidad del candidato sirve para valorar matices; por ejemplo, el prestigio de las revistas donde ha publicado sus artículos", matiza.

Calleja asegura que la creación de esta agencia ha estado precedida "por el consenso". "Los rectores de todos los campus la han aprobado por unanimidad", concluye.

Gregorio Peces-Barba, rector de la Universidad Carlos III y presidente de la Conferencia de Rectores de Madrid, ratifica las palabras de Calleja: "Desde la conferencia hacemos una valoración muy positiva de esta agencia. Estamos totalmente de acuerdo con su organización y con sus baremos".

Sin embargo, Ángel Ponce, representante de CC OO para el personal docente e investigador de las universidades públicas madrileñas, denuncia que los criterios de la agencia no han sido consensuados con los sindicatos. Y, en concreto, hay aspectos de la baremación con los que su central no está de acuerdo. "Los méritos docentes deberían valorarse más y no estar limitados a un máximo de 20 puntos, porque ése suele ser el principal bagaje de los profesores universitarios. Por contra, las tareas de gestión, menos habituales, tendrían que puntuarse menos", argumenta, y añade que presentaron esta queja sin que fuera tenida en cuenta.

Ponce cree que sólo un tercio de los 6.000 docentes universitarios contratados acudirán a estas pruebas, a las que pueden apuntarse hasta el 14 de enero. "Al resto le faltan requisitos o está ya acreditado por la agencia estatal", relata.

A estos exámenes se presentan los candidatos a trabajar de profesor ayudante doctor, profesor colaborador, profesor contratado doctor y profesor doctor de universidad privada. Quedan fuera los puestos de profesor titular y de catedrático, que son los que tienen categoría de funcionarios.

La agencia evalúa a los candidatos teniendo en cuenta su formación, experiencia, publicaciones, su bagaje en la gestión universitaria (en juntas, en cargos sindicales...), su movilidad (si tienen experiencia en otros campus)... En seis meses decide si son o no aptos para la docencia universitaria.

Un informe favorable no garantiza plaza alguna, sólo da fe de la capacidad del aspirante, pero luego éste tendrá que concursar a los puestos que convoquen las universidades. Con un informe negativo el candidato debe volver a probar suerte.