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La familia Capa amenaza con retirar sus esculturas de Alicante

El "desinterés" del concejal de Cultura, origen del malestar

La continuidad de la exposición de esculturas cedidas por Eduardo Capa en el castillo de Santa Bárbara de Alicante está en el aire. A quince días para que expire el convenio suscrito entre la familia del escultor y el Ayuntamiento de Alicante, este último ha dado "la callada por respuesta", según los Capa, que lamentan la "desidia, desinterés y falta de respeto" del edil de Cultura, Pedro Romero.

Eduardo Capa quiere que su colección continúe en Alicante, pero tiene la percepción de que el convenio no será renovado. El Ayuntamiento de Alicante no ha contestado a las misivas, ni ha confirmado ninguna reunión con los dueños de las obras antes del 31 de diciembre, día en el que expira el convenio suscrito en 1997. Si la actitud del gobierno municipal no cambia y se abren negociaciones formales, Capa comenzará a desmantelar la exposición el dos de enero.

El hijo del escultor, Fernando Capa, valoró ayer en conferencia de prensa los objetivos del acuerdo alcanzado entre el Ayuntamiento y el escultor. "Nosotros hemos cumplido", dijo el represente de la familia, quien lamentó "la falta de control y la irresponsabilidad" del edil de Cultura, Pedro Romero, en la negociación. Sin embargo, admitió que el alcalde, Luis Díaz Alperi, ha sido "el único que ha puesto algo de cordura" en la negociación.

Para la familia del escultor, el Ayuntamiento ha incumplido los cuatro compromisos adquiridos en el acuerdo. "La pelota está ahora en su tejado", dijo el representante del escultor, que espera que el Ayuntamiento se ponga en contacto con ellos. "No vamos a enviar una carta todos los días, ni me pienso sentar en la puerta del Ayuntamiento", dijo Fernando Capa, para quien a la hora de renovar el convenio es prioritario solucionar los problemas de falta de seguridad, coordinación y promoción y también revisar los aspectos económicos.

El Ayuntamiento de Alicante aportaba cada año 1,5 millones de euros a la Fundación por la cesión de las esculturas de diversos artistas. El representante de la familia lamentó que la Fundación Capa "no sólo haya sido desplazada continuamente por otros actos en la sede de la Fundación, el Castillo de Santa Bárbara, sino que después de los eventos nos hemos encontrado con obras deterioradas", y recordó cómo algunas esculturas aparecían sucias de chocolate, o cómo se prima la organización de las veladas estivales de Las noches del castillo frente a la escuela de escultura en verano.

La Fundación Capa lamentó la situación laboral en la que se encuentran las 16 personas que trabajan en ella y otros diez colaboradores que "a quince días del final del acuerdo no saben a qué atenerse". "Ellos se merecen un respeto", apuntó Fernando Capa.

El edil de Cultura, Pedro Romero evitó hacer declaraciones para no echar leña al fuego.

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