Un informe propugna establecer un caudal mínimo para el río Júcar
La Universitat de València considera necesario fijar "un caudal mínimo" en el Júcar "para evitar la salinización del acuífero y la de los suelos agrícolas", según explica el informe preliminar sobre la intrusión marina que sufre el río realizado por la Unidad de Limnología de la Facultad de Ciencias Biológicas. El avance de resultados del estudio, firmado por la catedrática María Rosa Miracle, responde a un encargo de la Fundación Nueva Cultura del Agua en los días previos al anuncio de la Comisión Europea de que prevé financiar el trasvase de 80 hectómetros cúbicos al Vinalopó.
La Unidad de Limnología, del Departamento de Microbiología y Ecología, hizo mediciones para determinar la salinidad el pasado 4 de diciembre en el azud de Cullera, situado en Sueca, en el azud de la Marquesa, a unos tres kilómetros de la desembocadura, y junto al puente de la carretera N-332, más cerca del mar. Los datos indican, como adelantó la semana pasada la Fundación, que el Júcar sufre intrusión marina, con una salinidad equivalente a la del mar en el punto de medición más cercano a la costa. Así, en el puente de la N-332 los análisis arrojan una concentración de hasta 37,5 gramos de sales por litro con una profundidad de dos metros. En el azud de la Marquesa la cantidad de sal es inferior (hasta 14,1 gramos por litro), mientras que en el de Cullera el informe destaca que en los 11 días previos al muestreo "no había circulado agua sobre el azud".
"Los resultados muestran claramente que existe una intrusión salina muy importante, por la presencia del agua marina hasta el pie del propio azud de la Marquesa, a pesar de estar en la estación otoñal y en un periodo de lluvias recientes", advierte la catedrática. El informe considera "probable que la intrusión salina pueda remontar aguas arriba" por el lecho del río "durante el estiaje y por la sobrexplotación de pozos y extracciones de agua" del propio Júcar. "Además, hay que hacer notar que entre el azud de Cullera y el de la Marquesa el agua está prácticamente estancada, con la consiguiente degradación de este tramo del río", indica María Rosa Miracle. Por ello concluye que "es necesario mantener un caudal fluyente hasta el mar, cuya magnitud no está fijada en la actualidad". Al ser un "río regulado, está en manos de los gestores del agua el proporcionar esta aportación de manera que siempre circule un caudal mínimo necesario para mantener la calidad del agua" y "especialmente" para evitar "la salinización del acuífero y la de los suelos agrícolas". Para fijar ese caudal mínimo debe elaborarse un "estudio serio de la interacción entre las aguas continentales y marinas" en el tramo final del Júcar, explica el informe.
Este caudal mínimo "debe tenerse en cuenta a la hora de tomar decisiones sobre cualquier cesión de aguas del río Júcar para territorios fuera de su cuenca hidrográfica", añade finalmente el informe de la Universitat, en referencia a la previsión de trasvasar recursos al Vinalopó.
Cantidad "insignificante"
Ecologistas en Acción también alertó recientemente de la "inexistencia de caudal ambiental alguno" en la desembocadura del Júcar. "Según los datos oficiales a los que han podido acceder los ecologistas, el caudal medio del río Júcar en su desembocadura (Cullera), desde el primero de enero de 1995 hasta finales de noviembre del 2003, ha sido de 2,58 metros cúbicos por segundo, equivalente a 81 hectómetros cúbicos anuales. Un volumen muy distante de los 200 hectómetros cúbicos establecidos en el Plan Hidrológico de Cuenca del Júcar aprobado en 1998, pero a esta alturas ya totalmente obsoleto y de urgente revisión", indicó la organización. "La gravedad" de los datos es mayor si se considera que "de ese caudal medio de 2,58 metros cúbicos por segundo, los ríos Magro, Albaida y Sellent han aportado 2,23 (el 86,4% del caudal total), quedando apenas 350 litros por segundo como aguas propias del Júcar, en su mayor parte correspondiente a los vertidos de las estaciones depuradoras", una cantidad "insignificante" para un río con unas "aportaciones naturales que se mueven en torno a los 2.000 hectómetros cúbicos al año", decía el comunicado.
El informe de la Universitat de València, al igual que los datos recabados por los ecologistas, se remitirán a la Comisión Europea, que ya ha avanzado que pretende financiar con unos 80 millones de euros el trasvase al Vinalopó.
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