"Las bolsas no son instituciones económicas tan importantes"
John Kay, especialista en economía aplicada de la London School of Economics y uno de los más prestigiosos economistas de Gran Bretaña, ha presentado en España esta semana su último libro, The truth about markets (La verdad sobre los mercados), en la Fundación BBVA. Kay demuestra que las economías de mercado funcionan porque están asentadas en un contexto social, político y cultural.
Pregunta. Gran parte de la crisis actual de las economías se explica por la burbuja financiera. ¿Hay sintonía entre la llamada economía financiera y la real?
Respuesta. La economía real y la financiera están totalmente separadas. Cuando era profesor de Economía solía enseñar la hipótesis del mercado eficiente y no creo que hubiera sobrevivido los últimos 10 años creyendo en esta hipótesis.
"No vamos a salir con rapidez de la crisis actual, pero no soy pesimista a largo plazo"
P. Entonces, los mercados financieros no están cumpliendo su misión de financiación.
R. Los mercados financieros son más bien como un casino, un juego profesional, no un mecanismo para la asignación eficiente del capital. Tenemos que explicar que las bolsas no son instituciones económicas tan importantes.
P. ¿Cómo valora las propuestas para mejorar el gobierno de las empresas después de los escándalos financieros?
R. No van dirigidas al origen real del problema. El origen real del problema si tuviéramos que identificar una sola causa es la simplificación excesiva que se ha hecho de cómo funcionan los mercados. La avaricia es la motivación dominante en todo esto. Las instituciones deben girar en torno a esa suposición: la avaricia predomina en todo. Cuando dices que la avaricia está bien empiezas a atraer a especuladores, sinvergüenzas, pillos.
P. Entonces, ¿no cree que surtirán efecto estos códigos?
R. La gente debe crear empresas para tener un buen negocio, no como un vehículo del mercado de valores. Las empresas tienen que ver con clientes y productos, no con el valor para el accionista. Los directivos de las grandes empresas son empresarios, no financieros. Durante el boom de Internet ha habido empresas cuya única estrategia era la Oferta Pública de Venta (OPV) inicial.
P. Usted es un defensor de la economía de mercado. ¿Realmente cree que hace falta defenderla?
R. La economía de mercado, en términos generales, es el único camino para la prosperidad económica. Hay 20 países ricos en el mundo, y todos ellos tienen una versión u otra de economía de mercado. Por eso es relevante conocer cómo funcionan realmente los mercados y alejarnos de esa visión demasiado simplista.
P. Pero no hay sólo en realidad un modelo al que tendemos todos: EE UU.
R. Siempre he luchado contra la idea de que el modelo estadounidense es el único y que todo el mundo debe converger hacia él.
P. ¿Cree que Europa ofrece alternativas en este sentido?
R. La economía de mercado es una innovación de Europa. De esos 20 países ricos, la dos terceras partes están en Europa occidental. Pero incluso dentro de Europa hay diferentes tipos de economía de mercado. En Italia, en Gran Bretaña hay sistemas muy diferentes. En los últimos 10 años se ha producido una pérdida de confianza en Europa respecto a estas variantes.
P. Pero el discurso que prima es parecerse a EE UU.
R. Si el déficit americano fuese sólo el 3% del PIB, se darían con un canto en los dientes. La estructura que es insostenible hoy por hoy es la americana, no la europea. Lo que no quiero es parecer un antiamericano acérrimo. Argumento que la ideología económica americana no describe lo que es su economía en sí.
P. ¿Qué modelos de economía del mercado le gustan más?
R. En cada economía habría un modelo específico. Si se pudiera decir que el modelo americano o el japonés son los mejores, no se podría trasladar a España o Gran Bretaña. Las ventajas competitivas de las empresas en cada país dependen de la historia, la cultura. Por ejemplo, las ventajas de la industria americana están muy ligadas a la innovación. Las alemanas y japonesas tienen que ver mucho con el control de los procesos de producción.
P. ¿Qué países ofrecen más posibilidades de crecimiento?
R. La mejoría de los países tiene ver con su situación geográfica, y evoluciona en círculos concéntricos. A largo plazo los que más posiblidades tienen son Chequia, Polonia, Hungría. En Asia es el fenómeno contrario: los países ricos están en la periferia y desde esa periferia van al centro.
P. ¿Alguna vez le llegará el turno a África?
R. En África no hay nada. No soy optimista sobre su desarrollo económico. Todo tiene que ver con un aspecto fundamental. Los mercados forman parte de la cultura y el contexto histórico al que pertenecen. Reproducir una economía de mercado sin ese contexto es un error garrafal.
P. ¿Y Latinoamérica?
R. Los países angloparlantes han tenido más éxito que los hispanoparlantes. Los angloparlantes reproducen el éxito relativo de Inglaterra. Hay dos maneras de asignar la propiedad en un país. De arriba abajo o de abajo arriba. En los países angloparlantes dominó el mecanismo de abajo arriba y en Hispanoamérica dominó el método de arriba abajo. Y eso creó problemas y nunca consideró la distribución de riqueza como legítima. La política siempre se estructuró alrededor de esta presunción. Ahora tenemos una visión idéntica en Rusia.
P. ¿Cuáles son sus pronósticos sobre la economía mundial?
R. El principal problema son los desequilibrios en EE UU. También vivimos la resaca de los efectos de la burbuja especulativa en la bolsa americana. No vamos a salir con rapidez de la crisis actual de las economías. Pero no soy pesimista a largo plazo: seguiremos creciendo como lo hemos hecho siempre.
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