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Karzai anuncia una investigación sobre el ataque que mató a 9 niños

Testigos afganos desmienten la versión de los militares de EE UU

El presidente afgano, Hamid Karzai, condenó ayer y mostró su conmoción por la muerte de nueve niños durante un ataque estadounidense el sábado en el sur del país. Karzai, estrecho aliado de EE UU, señaló que un equipo de investigación había sido enviado a la zona. A pocos días del comienzo de la Gran Asamblea (Loya Jirga), que discutirá la futura Constitución, la violencia se ha desatado en Afganistán.

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El ataque, que ha sido también condenado por Naciones Unidas, tuvo lugar en el pueblo de Hutala, en una zona remota de la provincia sureña de Ghazni. Según fuentes militares estadounidenses, que se han mostrado desolados por el incidente, el objetivo del bombardeo era un líder talibán, el mulá Wazir, pero varios habitantes del lugar indicaron a la BBC que había abandonado Hutula hace diez días.

"Estaban jugando al fútbol y entonces cayeron las bombas", relató un habitante del pueblo. Siete niños, dos niñas y un joven de 25 años murieron cuando dos aviones de combate A-10 Thunderbolt -un modelo diseñado para apoyar operaciones en tierra, conocido como Asesino de tanques por su capacidad de fuego- lanzaron varios misiles y una lluvia de balas contra un grupo de lugareños en la mañana del sábado. Una casa resultó alcanzada, pero hay informes contradictorios sobre si pertenecía al dirigente talibán, al que buscaban los estadounidenses por su relación con el asesinato de dos contratistas que trabajaban en la construcción de una carretera.

El presidente afgano señaló que el incidente será investigado y que las familias de las víctimas recibirán una indemnización. También pidió a EE UU una mayor coordinación con su Gobierno para evitar nuevas matanzas de civiles.

En el área donde se produjo el ataque, los talibanes gozan de mucho apoyo popular, como, de hecho, ocurre en amplias zonas del sur del país donde los partidarios del régimen depuesto en diciembre de 2001 se mueven a sus anchas y se vive una situación de guerra, con constante operaciones militares estadounidenses.

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Este bombardeo cerró una semana especialmente violenta en Afganistán, pocos días antes de que la Gran Asamblea Tribal (Loya Jirga) reúna a representantes tribales de todo el país para discutir un proyecto de Constitución democrática.

El sábado tuvo lugar un atentado en Kandahar, la principal ciudad del sur del país, que causó 24 heridos. Ese mismo día dos ciudadanos indios, que trabajaban en la construcción de la estratégica carretera que une Kabul con Kandahar, fueron secuestrados, seguramente por talibanes. Karzai ha condenado esta oleada de violencia cuyo objetivo, aseguró, "es perturbar el desarrollo de la Loya Jirga". En medio de enormes medidas de seguridad coordinadas por las tropas internacionales de la ISAF, los primeros delegados llegaron ayer la capital para participar en esta asamblea tradicional afgana, que reunirá a 500 personas a partir del próximo miércoles.

Dos afganos ante las tumbas de los niños muertos por el ataque de EE UU el sábado, ayer en Hutala.
Dos afganos ante las tumbas de los niños muertos por el ataque de EE UU el sábado, ayer en Hutala.AP

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