Recuperación desigual
De entre la abundante información sobre la economía española conocida la semana pasada, yo destacaría dos: el comercio exterior de septiembre y la Central de Balances que elabora el Banco de España, con datos hasta 2002 para la de periodicidad anual (CBA) y del tercer trimestre del año en curso para la trimestral (CBT). La CBA está recogida en la publicación Banco de España. Central de Balances. Resultados anuales de las empresas no financieras 2002, que recomiendo a todos los que quieran conocer la situación y evolución de nuestras empresas y que pueden consultar de forma gratuita en la web del banco.
La estadística de comercio exterior parece que empieza a publicarse con más celeridad y regularidad, lo que es de agradecer, aunque el objetivo debe ser reducir el desfase actual superior a los dos meses y, sobre todo, mejorar la calidad. Los datos de septiembre fueron de nuevo anormales. En esta ocasión el volumen de comercio publicado fue muy elevado, al contrario que en agosto, lo que, al coincidir con unos datos muy bajos en el mismo mes del año anterior, dio como resultado tasas de variación interanual en términos reales del 11,5% para las exportaciones y del 14,8% para las importaciones, cuando estas mismas tasas habían sido en agosto de -2,1% y 0,3%, respectivamente. Si tomamos datos trimestrales para evitar en lo posible esta irregularidad (gráfico superior izquierdo), los flujos de comercio exterior del tercer trimestre, tanto los de importaciones como, sobre todo, los de exportaciones, muestran una caída notable de sus tasas de variación respecto a las del trimestre anterior, que en gran parte cabe atribuir al fuerte y anormal aumento que registraron un año antes por esas fechas. De las cifras pueden sacarse dos conclusiones: la primera, que los elevados crecimientos de la segunda mitad del pasado año y primera del actual eran en buena parte inexplicables, por su incoherencia con la atonía de los mercados internacionales; y la segunda, que las importaciones mantienen un crecimiento alto, indicativo de la fortaleza de la demanda interna y notablemente superior al de las exportaciones, lo que se traduce en una contribución muy negativa del saldo exterior al crecimiento del PIB y en una ampliación del ya elevado déficit comercial.
La industria no se suma a la recuperación empresarial, basada en la caída de gastos financieros
Los datos de la Central de Balances muestran el bache que sufrió la producción (Valor Añadido Bruto en el gráfico central) durante 2001 y 2002, que se reflejó también en la desaceleración de la creación de empleo, y la moderada recuperación que se está produciendo en 2003. Esta recuperación y la caída de los gastos financieros asociada a la bajada de los tipos de interés se traducen en un notable aumento del indicador más representativo de la fortaleza de la cuenta de resultados, el resultado ordinario neto (gráfico derecho), lo que constituye una buena base de partida para la recuperación de la inversión de las empresas y la creación de empleo. Una importante sombra aparece, sin embargo, en este escenario globalmente positivo: la industria no se suma a la fiesta. Su VAB (como pone de manifiesto también la evolución del IPI, cuyo dato de octubre se conoció el pasado viernes) crece muy moderadamente, el empleo cae y los beneficios se mantienen prácticamente estables tras la caída de 2001. Ello es consecuencia en gran medida del desfavorable contexto exterior, pero ¿no será que ya se está pagando la factura de la pérdida de competitividad acumulada en los últimos años?
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (FUNCAS).
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