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El edil de Urbanismo admite que los locales del Palacio de Hielo funcionan sin licencia

El concejal de Urbanismo y Obras Públicas del Ayuntamiento de Madrid, Pío García-Escudero, reconoció ayer que los locales comerciales ubicados en el Palacio de Hielo están abiertas sin las licencias de funcionamiento y actividad pertinentes. García-Escudero añadió que los técnicos municipales trabajan en la elaboración de los informes necesarios para la concesión de esas licencias, aunque no quiso dar ningún plazo para esos dictámenes.

Acompañado por la concejal socialista Marta Rodríguez-Tarduchy y la edil del distrito de Hortaleza Sandra de Lorite, García-Escudero visitó el gran centro comercial y un domicilio afectado por el impacto ambiental de aquel centro, situado en la confluencia de la calle de Silvano y la avenida de Machupichu. A lo largo de la visita, un grupo de vecinos expuso a los concejales los problemas que han detectado desde que comenzó la construcción del edificio, que ocupa 100.000 metros cuadrados.

Rodríguez-Tarduchy hizo un repaso somero junto a García-Escudero de las deficiencias que aún existen en el Palacio de Hielo, abierto al público desde el pasado 5 de noviembre. Los ascensores, las salidas de emergencia y los accesos para discapacitados fueron tres puntos sobre los que la socialista llamó la atención al concejal de Urbanismo.

Pero fue el ruido que desprende la salida del aire acondicionado del Palacio de Hielo lo primero que escuchó la representación municipal cuando salió al balcón de una de las viviendas afectadas, en la calle de las Sicélidas. A ese sonido se suma el producido por las obras del complejo, que todavía no han terminado. "Efectivamente, el ruido sobrepasa lo admitido. Los técnicos de Medio Ambiente han hecho mediciones y han comprobado que se sobrepasan los niveles máximos. Pero los ruidos producidos por la construcción son inevitables en toda obra", admitió García-Escudero.

Los ruidos sólo fueron el comienzo de una larga retahíla de quejas vecinales. Una de ellas fue el fuerte impacto visual que tiene la obra sobre los edificios circundantes. "Antes, desde aquí se veía el aeropuerto...", suspiró una de las vecinas presentes. "Ahora lo único que vemos es una chapa azul a pocos metros de nuestras casas".

Fuera ya de sus domicilios, en el recorrido por el centro comercial y sus alrededores, los vecinos expresaron su temor por las consecuencias que puede tener sobre el tráfico de la zona la apertura a pleno rendimiento del centro comercial. "Y eso que aún no funcionan el Supercor ni el futuro gimnasio. Cuando eso suceda, estas calles pueden ser un colapso", protestó Julio Fernández, otro de los vecinos.

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Otro punto conflictivo que señalaron los vecinos fue un depósito de gasóleo que se encuentra en plena calle y abastece a la bolera del Palacio de Hielo. Asimismo, señalaron los acabados y las cornisas del edificio, que presentan muchas imperfecciones.

Dentro de las quejas, Julio Fernández hizo especial hincapié en la fibra de vidrio que reviste el centro, que apenas tiene la protección exterior de una chapa metálica. "Los riesgos para la salud de una exposición continuada a la fibra de vidrio son indudables, pero no parece que se vaya a hacer nada para remediarlo".

Bajo la lluvia incesante que ayer apenas remitió en Madrid, el teniente de alcalde y responsable de Urbanismo finalizó la visita con el compromiso de solucionar con la mayor premura los problemas más acuciantes y regular lo antes posible las licencias que aún requieren los locales abiertos en el interior del Palacio de Hielo.

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