Los albergues para indigentes, llenos a causa del mal tiempo
El nuevo refugio alternativo al del metro abrirá "cuando el mercurio baje de cero grados"
El viento y la lluvia que han azotado la capital el pasado fin de semana han llenado los albergues para indigentes. Los centros de acogida madrileños, con 1.300 camas, están ya a más del 90% de su capacidad. Pero el Ayuntamiento no ha abierto aún las plazas reservadas para las noches más frías: las concertadas en pensiones y las 130 del nuevo refugio de la Casa de Campo que sustituirá al que existía en un túnel del metro de Atocha. Portavoces municipales explican que esos recursos se pondrán en marcha "cuando las temperaturas bajen de cero grados".
Portavoces de la concejalía de Empleo y Servicios al Ciudadano, explican que las plazas en pensiones (están previstas 3.000 estancias frente a las 2.000 del año pasado) y el nuevo refugio de la Casa de Campo "están preparados para abrirse en cuanto hagan falta". "Nosotros nos guiamos por la información del Instituto Nacional de Metereología. Cuando éste anuncie temperaturas nocturnas que supongan un riesgo de congelación para las personas sin hogar es cuando abriremos esos recursos de emergencia", añaden. Todo depende del mercurio.
Mientras, el centro de acogida de San Isidro tiene llenas sus 266 plazas; en los de Mayorales (Casa de Campo) y San Juan de Dios (Chamartín) la ocupación es del 92% y del 97% en el de San Martín de Porres (Carabanchel). También están llenos los dos refugios para inmigrantes, regidos por Cruz Roja en la Casa de Campo y en San Blas.
El Don de María, un albergue regentado por la asociación religiosa la Casa del Pobre en un local municipal del parque del Emir Mohamed (Centro) es, como todos los años, el más abarrotado. Con 80 plazas el domingo durmieron en él 150 personas (tumbados en colchonetas porque camas no hay). En 2002 hubo días en que llegaron a pernoctar en él 300 indigentes. De cada cuatro albergados tres son inmigrantes, sobre todo búlgaros y rumanos.
"El Ayuntamiento nos ha insistido en que no debemos sobrepasar las 80 plazas previstas pero, ¿qué hacemos?, ¿dejamos a la gente en la calle?. Que nos den una alternativa y la asumiremos; pero lo cierto es que nos siguen enviando gente, el otro día nos derivaron a un señor desde un hospital pero éste no era un lugar adecuado para él porque padecía brotes psicóticos", explica uno de los encargados de este centro regido por voluntarios y por "consagrados".
El éxito de este albergue se debía, en parte, a que en él no se pedía documentación alguna pero ahora han empezado a hacerlo, al menos en la primera noche de estancia, para evitar robos y agresiones.
Misa antes de dormir
Hay dos horas de entrada al Don de María, las 21.30 y las 22.30. En el primer turno se celebra una misa a la que, según los responsables del centro, "va quien quiere". "El resto puede esperar en el hall o entrar a las 22.30 porque hasta acabar la misa no se cena", explican.
El nuevo refugio de la Casa de Campo, que sustituirá al que se abría en el metro de Atocha en las noches más frías, está situado junto a la avenida de Portugal, en una zona donde hay otros tres albergues (el de Mayorales, el de Puerta Abierta y el de inmigrantes de Cruz Roja). Ocupa unos casetones que fueron usados por las constructoras durante la ampliación de la línea 10 del suburbano.
El cobijo de Atocha era un túnel mal ventilado, sin agua y con un sólo retrete, en el que se llegaban a hacinar hasta más de un centenar de indigentes durmiendo sobre cartones.
El nuevo recinto puede ventilarse y tiene calefacción, lavabos y retretes aunque carece de camas (sólo habrá colchonetas) y de duchas. En él habrá un trabajador social y varios guardas jurados y se ofrecerán desayunos y bocadillos y caldos por la noche. Un autobús de la EMT saldrá todas las noches desde la glorieta de Atocha, a las 22.15 y a las 23.50 horas, para llevar a este refugio a los indigentes que así lo quieran.
La concejal de Empleo y Servicios al Ciudadano, Ana Botella, considera que este nuevo refugio "supone un avance respecto al del metro" pero ha prometido "mejorarlo".
En un principio al refugio del metro iban sobre todo toxicómanos que rechazaban acudir a los albergues porque eso les suponía permanecer toda la noche sin consumir drogas. Pero a medida que se abrieron centros de estancia para drogodependientes como los de Fúcar (Centro), La Rosa (Moncloa) o Las Barranquillas (Vallecas Villa) éstos dejaron de dormir en el suburbano. El año pasado el cobijo de Atocha estaba lleno de inmigrantes (siete de cada diez) que no encontraban plaza en los saturados albergues.
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