Autoridades y políticos acompañan a las familias de los agentes
Sólo autoridades del Estado, representantes políticos y la cúpula militar. Nadie más, al margen de los familiares y amigos, pudo visitar ayer, en el Hospital Central de la Defensa, en Madrid, los velatorios de los siete agentes del servicio secreto español fallecidos el sábado en una emboscada en Irak. Los allegados quisieron velar a los agentes por separado y en la intimidad. La visita del presidente del Gobierno, José María Aznar, fue su primer contacto con los parientes.
Por deseo de las familias, no hubo capilla ardiente abierta al público. A los velatorios sólo pudieron acceder parientes y amigos de los siete agentes del Centro Nacional de Inteligencia (CNI) además de autoridades del Estado y líderes políticos. Alguno añoró un homenaje público como el tributado a los 19 carabinieri muertos en Irak el mes pasado.
"Si aquí lo hubiera hecho como en Italia, esto estaría lleno", protestaba a las puertas del pabellón docente, donde se instalaron los velatorios, un militar retirado que se acercó hasta allí tras visitar a su hijo, ingresado en el hospital militar (antes llamado Gómez Ulla). Decenas de personas se tuvieron que quedar ante la puerta principal del centro sanitario porque un cordón de seguridad vetaba la entrada a las personas no vinculadas a los muertos.
El presidente Aznar llegó a las 19.30 al pabellón docente del hospital, ubicado en el barrio de Carabanchel, para dar el pésame a los allegados. Antes habían acudido otros miembros del Gabinete:
los vicepresidentes, Rodrigo Rato y Javier Arenas; el ministro de Defensa, Federico Trillo-Figueroa. También estuvieron los líderes del PP, Mariano Rajoy, y del PSOE, José Luis Rodríguez Zapatero, acompañados por otros dirigentes de sus partidos. El presidente del Senado, Juan José Lucas, y el alcalde de Madrid, Alberto Ruiz-Gallardón, fueron otras de las autoridades que acompañaron a las familias.
El director general del CNI, Jorge Dezcallar, y los jefes de los Estados Mayores de los tres ejércitos también acudieron a expresar sus condolencias a los allegados. Buena parte de los visitantes vestía uniforme militar. Además de familiares y autoridades, parientes de militares en activo pero sin vínculos con los fallecidos y vecinos de Carabanchel se acercaron a despedir a estos "héroes". Los siete agentes recibirán a título póstumo la Cruz Oficial de la Orden del Mérito Civil.
La madre de un comandante del CNI destinado en Bagdad desde agosto recordó cómo éste llamó nada más conocer el ataque para decirles que él no viajaba en el convoy. En cambio los familiares de Luis Ignacio Zanón creyeron inicialmente que no estaba entre las víctimas porque llamaron a su teléfono satélite y daba señal, aunque no lo cogía.
Los féretros fueron llegando en coches fúnebres al filo de las 18.00 a medida que lo hacían, en autobuses, las familias. Como la víspera en el aeródromo de Torrejón de Ardoz, a donde Aznar no acudió, los parientes mostraron gran entereza. Un único llanto se oyó cuando un ataúd fue introducido, a hombros como todos, al velatorio. Algún féretro llevaba una bandera española doblada.
Había un velatorio independiente para cada agente por deseo de sus familias. Y cada fallecido en Irak tenía un libro de condolencias con su nombre y un poema de Pablo Neruda en la primera página. Buena parte de las dedicatorias ensalzaban al Ejército. Representantes de servicios secretos extranjeros también firmaron. A la entrada, había decenas de coronas de flores. Destacaba una cuya cinta decía: "Vuestros compañeros del NIC (sic)" en Bagdad. La muerte no es el final del camino".
También a petición de los familiares, los funerales, que serán hoy a las 12.00 en la sede del CNI, estarán vetados al público. TVE retransmitirá el acto en directo como señal institucional.
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