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Análisis:
Análisis
Exposición didáctica de ideas, conjeturas o hipótesis, a partir de unos hechos de actualidad comprobados —no necesariamente del día— que se reflejan en el propio texto. Excluye los juicios de valor y se aproxima más al género de opinión, pero se diferencia de él en que no juzga ni pronostica, sino que sólo formula hipótesis, ofrece explicaciones argumentadas y pone en relación datos dispersos

Mejor economía y peor política

Paul Krugman

Por desgracia, estos días un economista no puede evaluar de forma convincente el futuro de los precios y del empleo sin tener en cuenta las incertidumbres políticas planetarias. He aquí la prueba. Recientemente recibimos la sorprendente noticia de que el producto nacional bruto estadounidense había crecido este otoño hasta alcanzar una tasa de crecimiento que duplica la del primer semestre. Sería de esperar que cifras como ésta hicieran subir fuertemente el mercado bursátil de Wall Street. ¿Obedeció éste al patrón cíclico normal? No. Apenas se movió. Aparentemente, los inversores más rápidos decidieron recoger los beneficios de 2003 en lugar de subirse al vagón de impulso alcista.

Hay que admitir que algunas de las fuerzas que han duplicado las tasas de crecimiento estadounidense son temporales

¿Podría esta temporal debilidad mundial del precio de las acciones abortar la recuperación que EE UU necesita y desalentar globalmente los inicios de recuperación en la Unión Europea, en Latinoamérica y en Asia? En economía todo es posible. Sin embargo, al analizar las actuales estadísticas, considero que hasta nuestras elecciones presidenciales de 2004 la locomotora estadounidense resultará una fuente de estímulo económico, interno y mundial.

Así como un jugador de ajedrez debe prever los siguientes movimientos, un analista económico útil debe preguntarse: ¿qué acontecimientos futuros podrían interrumpir y echar abajo mi supuesto más probable? He aquí algunas posibilidades:

1. No se puede descartar un atroz atentado terrorista de la escala de los perpetrados el 11-S en Nueva York y Washington. Pero sería más lógico suponer que una catástrofe así soltaría, en lugar de mantener amarradas, las cuerdas de los monederos, aumentando el gasto. El resultado neto sería probablemente un estímulo casi inflacionista más que una depresión deflacionista.

2. Cuando el consumo parezca aumentar con demasiada rapidez, el Banco Central de la Reserva Federal tendrá que rechazar su actual insinuación de que el bajo tipo de interés oficial del 1% se mantendrá durante mucho tiempo. El día que eso ocurra, Wall Street reaccionará muy mal.

Bajo el capitalismo puro de 1929, un pánico bursátil futuro podría definitivamente irse de las manos y provocar quiebras, impagos de hipotecas y recesión económica. Ahora, con los temerarios republicanos en la Casa Blanca y dominando ambas cámaras legislativas, los agentes de seguros concederán escasas probabilidades a un supuesto de depresión. Incluso una vuelta a la recesión merece sólo una probabilidad del 10%.

3. Hay que admitir que algunas de las fuerzas que han duplicado las tasas de crecimiento estadounidense son temporales. La Reserva Federal no puede volver a recortar los tipos de interés, que están ahora en el 1%. Eso significa que los consumidores ya no pueden seguir gastando a lo loco para comprar segundos coches y pagarse unas vacaciones de lujo, financiados con nuevos y tentadores préstamos obtenidos de la ampliación de las hipotecas.

El gasto militar en Irak ha ayudado a propulsar nuestra recuperación. Cuando se creía en una guerra rápida y en una veloz reconstrucción de Irak, se calculaba que el gasto en defensa descendería rápidamente. Leyendo los titulares de hoy, ¿puede una persona racional creer realmente que nos acecha un déficit presupuestario austero?

Deberíamos preocuparnos con razón de la anormal lentitud con la que surgen buenas oportunidades de trabajo para los estadounidenses despedidos y para los que han entrado recientemente en el mercado de trabajo. Un desempleo del 6% es una desgracia. Pero el 90% de las familias que mantienen rentas reales continuadas pesan mucho más que las que tienen menos suerte.

El presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, ha insistido en que los informes oficiales de aumentos increíbles de la productividad deben ser un buen indicador de la productividad económica futura. Sí, eso será propicio para los niveles de vida a largo plazo en EE UU. Pero en economía el corto plazo puede ser significativamente distinto del largo.

Una fracción desconocida de la inusualmente elevada tasa de crecimiento de la productividad estadounidense se debe al nuevo patrón de cruel ahorro empresarial. Y, además, parte de la escasez de oportunidades para encontrar empleo debe de estar relacionada con el acelerado traslado a lugares de bajos salarios como China e India. Lo que esto significa para la buena política es que quizá sea aconsejable un mayor estímulo macroeconómico en lugar de menor.

© 2003, Tribune Media Services International.

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