¿Año de las personas discapacitadas?

Guillem es un joven de Barcelona, tiene 20 años y el síndrome de Down.

Ha terminado la ESO y quiere seguir formándose. Ha elegido administración en grado medio en la enseñanza pública para poder acceder a un puesto de trabajo que no sea sólo de carácter manipulativo.

Nosotros, sus padres, le apoyamos. Pero ese es el único apoyo que recibe.

Enseñanza dice que en grado medio no están previstas ni las ayudas, ni las adaptaciones si fueran necesarias, ni los métodos pedagógicos para facilitarle el camino.

Sola y como madre, tengo la sensación de estar mendigando algo que por derecho corresponde a mi hijo, como es su formación y preparación. Estoy harta de enfrentarme a psicólogos, profesores, delegaciones territoriales, direcciones generales, funcionarios, harta de que me pidan las cosas por escrito, de que se echen las culpas los unos a los otros, de que me digan que las cosas cambian pero despacio, de que me digan que a los profesores hay que tratarlos con mucho cuidado ya que no están preparados aún para recibir en sus aulas a personas como Guillem. Mientras tanto, es Guillem quien sufre las consecuencias de tanta deficiencia e incompetencia en el sistema educativo y formativo de estas personas.