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Las jornaleras denuncian que persiste la discriminación en el campo andaluz

Tereixa Constenla

El campo andaluz ha cambiado, pero algunos prejuicios siguen enraizados profundamente. En el primer encuentro de jornaleras andaluzas organizado ayer por el Sindicato de Obreros del Campo (SOC) en El Coronil (Sevilla) quedó patente que la discriminación de las trabajadoras agrícolas pervive en numerosas localidades. En su intervención inicial, la responsable del área de género del SOC, María del Carmen García Bueno, denunció que hay empresarios que no aceptan mujeres como jornaleras, pero que también las discriminan en numerosos ayuntamientos para las obras del Aepsa (antiguo PER), ya que sólo citan mujeres para tareas de limpieza. "Y donde nos llaman es porque nos hemos movilizado", señaló.

Alrededor de medio millar de jornaleras procedentes de diferentes provincias se reunieron ayer para analizar la situación de las trabajadoras del campo y compartir experiencias. Las jornadas pretenden finalizar "con la invisibilidad de la mujer jornalera" y contribuir a romper la imagen masculinizada del campo. El SOC recordó ayer que el 25% de la afiliación son mujeres.

A lo largo de la mañana varias trabajadoras expusieron su experiencia en el salón del centro Diamantino García, de El Coronil. Casi todas coincidieron en dibujar un panorama en el que la igualdad laboral y el reparto de cargas domésticas dista de serles familiar. Antonia Vargas Montada, de 40 años, de Jódar (Jaén), recordó la dureza que rodeó a generaciones mayores que la suya: "Muchas se quedaban haciendo capachos y eso es muy duro, tenían que ir a la sierra a coger esparto y hacían capacheras a la puerta de casa mientras mecían a su hijo". Pero Vargas cree que "las cosas han cambiado muy poco". La jornalera contó que ahora emigran a Navarra a recolectar espárragos: "Y es muy duro porque ahora no sé por qué se dice que está más bueno si se coge de noche". Lo más crudo, sin embargo, a juicio de Antonia Vargas, es "dejarte a tus hijos cuando tienes que irte a 900 kilómetros de tu casa porque no puedes llevártelos".

Después de denunciar también la explotación laboral que sufren las mujeres de Jódar en otras ocupaciones, la jornalera jiennense acabó animando a su auditorio a luchar por la dignidad de las mujeres. "Y que no nos aparten como si fuéramos trapos viejos", concluyó.

Lola Álvarez, procedente de Posadas (Córdoba), censuró que en los tajos todavía se excluye a las mujeres que acuden solas a pedir trabajo: "El encargado te pregunta si tienes un hombre". Y agregó: "Muchas agachan la cabeza y no van, pero otras volvemos a decirle que necesitamos trabajar y que no podemos estar a expensas de un hombre".

Después de criticar la falta de "compañerismo" entre las jornaleras también reprochó que a veces son las propias mujeres las que tienen una actitud negativa y discriminatoria. "Había una concejal en Posadas que dijo que las obras del PER no se habían terminado porque había mujeres en la obra, y yo estoy segura de que las mujeres trabajamos el doble", indicó.

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Durante las jornadas también hubo una mención a los malos tratos por parte de Dolores García Mateos, una jornalera de El Coronil (Sevilla), que pidió que se combata la violencia de género. "No nos podemos permitir que se estén dando tantos casos de malos tratos, incluso a mujeres jornaleras", subrayó.

Elena Rial Acosta, una universitaria hija de jornaleros de Fuentes de Andalucía (Sevilla), enumeró las carencias a las que se enfrentan las trabajadoras del campo de su localidad como la necesidad de desplazarse hasta 60 kilómetros cada día para echar un jornal o la falta de una guardería con horarios adaptados a sus necesidades para dejar a sus hijos mientras están trabajando. "Pedimos igualdad de deberes, además de igualdad de derechos", remachó.

Carmen Muñoz, de Marinaleda, interviene en las jornadas sobre mujer jornalera en El Coronil.
Carmen Muñoz, de Marinaleda, interviene en las jornadas sobre mujer jornalera en El Coronil.PÉREZ CABO

"Los derechos son nuestros"

Una de las representantes del SOC en La Rinconada (Sevilla) explicó que el sistema de contratación de jornaleros que opera en la zona -funciona por cuadrillas- facilita que algunos encargados se lucren casi como meros intermediarios de mano de obra. María José denunció que algunos organizadores de cuadrillas pueden quedarse con más de una veintena de sueldos al día. La explotación también afecta a los inmigrantes que se están incorporando como nuevos jornaleros a la zona, donde predominan los cultivos de cítricos y frutales. "No sé cómo hacerle ver a la gente que los derechos son nuestros", dijo.

El contrapunto lo puso Carmen Muñoz, que destacó la participación de las mujeres en las actividades sindicales y políticas en Marinaleda. Muñoz aseguró que la situación está cambiando y que las mujeres participan más que los hombres. A ello ayudan algunas medidas adoptadas en el municipio como el funcionamiento de una guardería desde las 6.00 a las 17.00, un horario que se adapta a la jornada de las trabajadoras a cambio de 12 euros al mes.

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Sobre la firma

Tereixa Constenla
Corresponsal de EL PAÍS en Portugal desde julio de 2021. En los últimos años ha sido jefa de sección en Cultura, redactora en Babelia y reportera de temas sociales en Andalucía en EL PAÍS y en el diario IDEAL. Es autora de 'Cuaderno de urgencias', un libro de amor y duelo, y 'Abril es un país', sobre la Revolución de los Claveles.

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