Àlex Rigola retrata con 'Julio César' la tragedia de los políticos
Àlex Rigola, con sólo dos espectáculos mostrados fuera de Cataluña, primero un elogiado Ubú Rey, de Jarry, y ahora un ovacionado Julio César, de Shakespeare, con el Teatre Lliure, se ha convertido a sus 34 años en el último genio del teatro español contemporáneo. Sus trabajos, como el que estrena hoy en el Teatro de la Abadía de Madrid, empiezan a ser reclamados debido a su incisiva y estética mirada.
Àlex Rigola, que goza de un gran prestigio en Cataluña, es el último director del Teatre Lliure, una de las instituciones más sólidas e interesantes del panorama escénico nacional, que hace 27 años fundaran Lluís Pasqual, el más internacional de los directores españoles de teatro, y el desaparecido Fabià Puigserver.
Con esta compañía, ha puesto en pie este Julio César que ha programado el Festival de Otoño de Madrid en el Teatro de la Abadía, espacio que ya produjo y mostró el Ubú Rey de Rigola. Ambos trabajos han hecho que todas las miradas se vuelvan hacia él, unido al hecho de que en Cataluña copa todos los premios escénicos y abarrota teatros con obras de autores tan distintos como Kafka, Heine Müller, Eurípides, David Mamet, Richard Dresser o Tabori, sin olvidar sus puestas en escena para espectáculos musicales, como Cancionero de palacio, o su último trabajo con el cantante Albert Pla, Canciones de amor y droga, que, al igual que Julio César, se representa hasta el próximo día 30 en Madrid, pero este último en el teatro Alfil.
Fue precisamente un concierto de Pla donde el germen que luego se convirtió en Julio César: "En mitad de un concierto, cuando cantó aquello de 'Un político ha muerto, un político menos', el público comenzó a ovacionarle casi desesperadamente. Aquello me impactó, me tuve que salir para reflexionar sobre qué está pasando, por qué los políticos que nos representan han pasado a ser gente odiada".
De ahí el salto a Julio César fue inevitable, ya que Rigola piensa que esta obra es perfecta para reflexionar sobre la relación de los políticos con el pueblo.
Catástrofe
Para el director, la obra debería llamarse La tragedia de Bruto: "Él tenía ideales propios pero desconocía al pueblo y no sabía transmitir, mientras Marco Antonio demuestra cómo se puede dejar contento a un pueblo sin decir nada porque maneja el arte del verbo y la manipulación del pueblo; en cualquier caso, la gran tragedia de todos los políticos del mundo es que escuchan poco al pueblo y están convencidos de que sus ideales son los buenos, sin enterarse de lo que pasa a su alrededor, hasta el punto de que toman su línea de acción sin escuchar a los vecinos, lo que lleva a la catástrofe", dice Rigola, quien confesó ayer estar deprimido por los resultados de las elecciones en Cataluña: "Me temo que habrá una alianza hipernacionalista y hay que defender que la cultura pasa por algo más que la lengua".
La adaptación de Julio César realizada por Rigola es la primera traducción de Shakespeare al castellano llevada a cabo por el catalán Salvador Oliva, que ha traducido toda la obra de Shakespeare en verso.
Babelia
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