La caída electoral del PSC en Lleida acentúa la crisis del partido

Los malos resultados obtenidos por el PSC de Lleida en las elecciones autonómicas del pasado domingo han hecho estallar una tormenta de considerables proporciones en la organización socialista. El diputado autonómico y uno de los capitanes históricos del partido, Ramon Vilalta, ha pedido la cabeza del primer secretario de la Federación, Joaquim Llena, al considerar que es el principal responsable del retroceso electoral sufrido en la circunscripción.

La crisis viene de lejos. A Llena le empezaron a caer los primeros reproches por su gestión en las elecciones municipales del pasado 25 de mayo, cuando el PSC perdió la mayoría absoluta en el Ayuntamiento de Lleida, algunas alcaldías emblemáticas como las de La Seu d'Urgell, Tremp y La Pobla de Segur, y representación en muchos municipios y consejos comarcales de la Plana y del Pirineo, su principal bastión, en favor sobre todo de ERC. El fiasco más importante de la gestión de Lleida se produjo en La Pobla de Segur, donde los socialistas no pudieron presentar una lista dentro de plazo. Las críticas también salpicaron al senador y secretario de implantación del partido, Josep Maria Batlle.

Operación renovadora

Vilalta, diputado autonómico en las últimas tres legislaturas y miembro de las ejecutivas nacional y local del PSC, ha roto el silencio para exigir abiertamente la dimisión del equipo de Llena como un ejercicio de responsabilidad ante el fracaso que ha supuesto la pérdida de un diputado y de más de 10.000 votos. Vilalta fue descabalgado de la candidatura por el mismo Pasqual Maragall, en una operación renovadora de última hora que también afectó al alcalde de Lleida, Antoni Siurana.

El PSC de Lleida es actualmente un partido en horas bajas, sin un líder fuerte que agrupe todas las sensibilidades y sin perspectivas de un relevo generacional a corto plazo. El último intento de renovar la lista de las autonómicas, en clave de crisis, sólo ha servido para agudizar las divisiones internas entre capitanes y barones y, como se ha demostrado, para desmovilizar al propio electorado. La sustitución de Siurana por Carbonell a falta de dos meses para las elecciones ha podido ser una de las causas del fracaso electoral del domingo, pero no la única.

Las reacciones a la petición de Vilalta no se han hecho esperar. Llena, durante una reunión de la directiva provincial celebrada el lunes por la tarde, puso su cargo a disposición del partido, pero la mayoría de sus miembros no le aceptaron la dimisión. "Ese gesto no es suficiente", afirmó Vilalta. "Creo que debería haber presentado la dimisión de forma irrevocable y crear las condiciones para que el partido pueda abrir un proceso de reflexión que permita tomar las decisiones necesarias para afrontar los próximos procesos electorales", añadió. Siurana ha alzado la voz para pedir calma: "Llena debería ser más prudente como miembro que es de la ejecutiva y no pedir aquello que no puede pedir".