El comercio turístico del Maresme y del sur de la Costa Brava cae el 30%

Cuando el negocio hotelero falla, todo un sector se resiente. Pero cuando, además, rebaja los precios, la oferta complementaria sufre un mayor descenso en su facturación. Este verano, las ventas de los comercios turísticos del norte del Maresme y el sur de la Costa Brava han registrado una caída del 30%, según las asociaciones de comerciantes de la zona. Representantes de estos establecimientos y responsables locales no creen que el único motivo sea la crisis económica y apuntan a la llegada de turistas con menor poder adquisitivo por el lanzamiento de ofertas por parte de los hoteleros.

Maite Hernández regenta una tienda de artículos de regalo en el centro de Calella. Durante el pasado verano miles de turistas entraron en su tienda. Pero la caja no se ha llenado en la misma proporción. "La gente viene, mira los artículos y observa con detalle los precios. Luego, o salen o compran algo barato, pero para vender un buen objeto debes insistir mucho". Se lo explica fácilmente: "¿Cómo van a comprarme una camisa si es más cara que lo que pagan por un día en pensión completa en el hotel?".

En este municipio las ventas han caído el 20%. El concejal de Comercio, Josep Maria Juhé, atribuye el receso a la crisis económica alemana. "Las familias, en general, ahorran en consumo. Y más aún tratándose de artículos de ocio. En Calella recibimos muchos turistas de este país, por lo que la explicación es lógica", señala. Sin embargo, nadie oculta la crisis turística que vive la zona, propiciada sobre todo por la llegada de extranjeros motivados por las ofertas hoteleras.

Revisión de precios

En Malgrat de Mar, el sector cayó hasta el 40% en julio y el 30% en septiembre y octubre, casi el doble del que registró la ocupación hotelera en el municipio. "Debemos plantearnos qué turismo queremos y hacer una revisión exhaustiva de los precios. Los turistas cada vez gastan menos, lo que resulta lógico teniendo en cuenta que se puede contratar un operador turístico y pagar 18 euros diarios en un hotel con pensión completa", explica la alcaldesa de Malgrat, Conxita Campoy, que hasta su fin de mandato como presidenta del Consorcio Turístico del Maresme advirtió de la responsabilidad que los hoteleros tienen sobre un sector del que viven cientos de familias y trabajadores.

La misma percepción tienen los tenderos de Blanes y Lloret, cuyas ventas han caído hasta el 30%. "Nos ha llegado todo de golpe: el descenso de la ocupación y el menor poder adquisitivo de los turistas", señala el presidente de la Asociación de Comerciantes de Lloret de Mar, Maurici Assael.

Los responsables de las entidades entienden que los hoteleros se vean forzados a bajar los precios para llenar sus establecimientos, pero reiteran que ello repercute en la facturación de sus comercios. Además, el sector debe combatir otro agravio: las rebajas de verano. "Los vendedores se ven forzados a seguir el juego de las tiendas de Barcelona y Girona, sobre todo los de ropa. Nuestros turistas suelen visitar estas ciudades, y si ellos bajan precios, nosotros también lo debemos hacer", explica el presidente de la asociación Tot Blanes, Francesc Terrades.