Una de cal y otra de arena
La semana pasada hemos conocido datos de dos importantes indicadores de la economía española: el comercio exterior de agosto y el IPC de octubre. Este último ha sido excelente, mejor de lo esperado, mientras que el comercio exterior ha sido decepcionante, aunque en línea con lo que cabía esperar. Empecemos por las buenas noticias.
Los precios de consumo aumentaron en octubre un 0,7%. Esta cifra es elevada para un solo mes, pero no es significativa de la tendencia de la inflación, pues está notablemente influida por la estacionalidad. Ésta viene dada fundamentalmente por la renovación de los productos de temporada de vestido y calzado, que provoca subidas importantes respecto a los precios rebajados del verano. Este mes los precios medios de este grupo aumentaron un 7,8%, lo que explica toda la subida citada del IPC. También en este mes se dan factores estacionales en sentido contrario, como las bajadas de los precios de los alimentos frescos y la moderación de los del turismo tras los fuertes aumentos del verano; es decir, el comportamiento de los precios en España, sobre todo desde que se han incluido las rebajas, es muy estacional, más que en otros países, por lo que no pueden extraerse conclusiones sobre el comportamiento tendencial de los mismos a partir de las variaciones mensuales. Para ello sería necesario que el INE ofreciera datos desestacionalizados, como se hace, por ejemplo, en EE UU. Mientras, el análisis de la inflación sólo tiene sentido a partir de las tasas interanuales.
El comportamiento de los precios, sobre todo desde que se han incluido las rebajas, es muy estacionalEl comportamiento de los precios, sobre todo desde que se han incluido las rebajas, es muy estacional
En esta línea, el dato de octubre fue positivo, pues la inflación anual se redujo tres décimas porcentuales, hasta el 2,6%. Las contribuciones principales a esta mejora fueron las caídas de los precios del pollo y de la energía, y la moderación de los del vestido y calzado, pues la notable subida señalada de este último grupo fue inferior en un punto a la que se produjo un año antes en este mes. Esto último explica que la inflación de las manufacturas industriales no energéticas se redujese seis décimas y la de la inflación subyacente una décima, a pesar de la aceleración de sus otros dos componentes, los servicios y los alimentos elaborados. Tras estos datos, las previsiones para los próximos meses (gráficos izquierdo y central) han mejorado significativamente, situándose ahora en el 2,8% para el próximo mes de diciembre. Esta tasa, con altibajos a lo largo del año, se mantendrá también en 2004.
Por lo que respecta al comercio exterior de agosto, la tasa de crecimiento interanual de las exportaciones en volumen, que ya se desaceleró notablemente en julio, pasó a ser negativa (-2,1%) en agosto. La media de estos dos meses da una modesta tasa positiva del 1%, que contrasta con el 11,1% del segundo trimestre (gráfico derecho) y que hace pensar en alguna anomalía estadística en estos datos desde la segunda mitad del pasado año. También las importaciones se desaceleran notablemente, pero el crecimiento medio de julio y agosto se sitúa tres puntos por encima del de las exportaciones. Añadiendo los flojos resultados de las exportaciones turísticas, el resultado de todo ello -además de un fuerte aumento del déficit por cuenta corriente- puede ser una contribución negativa del sector exterior al crecimiento del PIB de más de un punto porcentual. Como los amigos norteamericanos, estamos viviendo por encima de nuestras posibilidades. ¿Hasta cuándo?
Ángel Laborda es director de coyuntura de la Fundación de las Cajas de Ahorros Confederadas para la Investigación Económica y Social (Funcas).
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