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XIII CUMBRE IBEROAMERICANA

Aznar insiste en que son necesarias más disciplina financiera y más liberalización

El presidente busca consensos para crear una secretaría permanente de las cumbres

A José María Aznar le impresionan poco los intentos latinoamericanos de formular una vía de desarrollo alternativa a las políticas neoliberales que promueven el Fondo Monetario Internacional (FMI) y EE UU. En estos tiempos de atención concentrada en Latinoamérica, con su reciente visita a Brasil y las que ahora hace a Bolivia y Chile, el presidente del Gobierno ha repetido hasta la saciedad que la única vía posible pasa por la disciplina financiera, las privatizaciones, la liberalización económica y la apertura de los mercados en un marco democrático.

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"No hace falta inventar nada, porque todo está inventado ya y, además, es gratis. No se paga copyright", es el resumen gráfico de estas ideas que el secretario de Estado de Cooperación e Iberoamérica, Miguel Ángel Cortés, un hombre del PP muy ligado a Aznar, ofreció la semana pasada en São Paulo para rechazar que el Consenso de Buenos Aires, alcanzado el pasado octubre por los presidentes de Argentina, Néstor Kirchner, y Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, merezca ser presentado como una alternativa al llamado pensamiento único.

Este enfoque español del debate político esencial planteado en América Latina y en esta cumbre de Santa Cruz corre parejo con la redefinición de las relaciones con Washington practicada por el presidente del Gobierno. Aznar ha sostenido públicamente que, para tener una presencia importante en Latinoamérica, España debe trabajar codo a codo con la superpotencia. Incluso ha justificado el apoyo incondicional a George W. Bush en Irak con el argumento de que un presidente del Gobierno español no hubiera podido actuar de otro modo sin enfrentarse a la pujante comunidad hispana de EE UU, que, para Aznar, es el tercer lado imprescindible del triángulo que estabiliza su diseño político para esta región.

La aplicación de estas ideas ha producido un cambio notable en la posición de España. Su papel tradicional de valedora del sur o moderadora de las tensiones entre las dos mitades de un continente conflictivo tiende a dejar paso al de portavoz de las políticas del norte. Así se vio hace un año durante el intento de derrocamiento de Hugo Chávez en Venezuela, cuando los embajadores de Washington y Madrid fueron los únicos que acudieron a parlamentar, juntos, con el fallido aspirante a líder.

Despliegue en Irak

Esa nueva posición quedó también claramente reflejada en las breves escalas que Aznar hizo en México, a finales de 2002, y en San Salvador, el pasado mes de julio, de camino a sendas entrevistas, en Crawford y Washington, con el presidente de EE UU. Aznar confirmó, en la segunda de esas citas, la disponibilidad de los varios centenares de soldados centroamericanos que se han desplegado en Irak junto a las tropas españolas. Pero de la pasada por México salió trasquilado. Fox no quiso ni siquiera comparecer con él ante la prensa, para no tener que negar en público el apoyo a la invasión de Irak que el presidente había ido a pedirle. Los dos mandatarios no han vuelto a verse desde entonces, aunque hoy se reunirán a almorzar con el rey Juan Carlos, como es tradición de estas cumbres iberoamericanas.

La fuerte implicación española en Irak ha hecho que también la atención del Ministerio de Exteriores se concentre en ese conflicto, con el resultado chocante de que, tras año y medio de mandato, su titular, Ana Palacio, sólo había visitado tres países latinoamericanos: El Salvador, Brasil y México. Esta semana, aprovechando el viaje de los Reyes, a los que también acompañaba en México, ha pisado un cuarto, Argentina, adonde su predecesor, Josep Piqué, viajaba puntualmente cada año.

Fuentes oficiales de ese ministerio niegan que Iberoamérica haya estado desatendida y destacan que España juega un papel esencial en el impulso de las negociaciones de Mercosur con la Unión Europea y en las de Argentina con el FMI, según reconoció públicamente el ex presidente Eduardo Duhalde. Pero empresarios españoles en la zona lamentan que la política del actual Gobierno no está redundando en un mayor prestigio español ni en una mejor protección de sus intereses. Los que operan en Cuba, sobre todo, se quejan de que la ruptura total del diálogo con el régimen de Fidel Castro les deja completamente solos con sus problemas de impago, mientras las empresas de EE UU, pese a las sanciones y embargos, logran los primeros puestos comerciales.

Con estos antecedentes, el presidente Aznar llegó anoche a Santa Cruz para iniciar una cumbre centrada, según el programa, en los problemas sociales del desarrollo. No es su tema preferido, ya que el objetivo declarado español en esta reunión es lograr que se cree una secretaría permanente de las cumbres, capaz de garantizar que éstas producirán decisiones prácticas y velarán por su cumplimiento. El alcance de esa reforma se ha devaluado durante las negociaciones previas, y todavía ayer no parecía seguro que lograra el consenso necesario. La nueva secretaría, que Aznar quiere que esté en Madrid, sería simplemente una versión reforzada de la que ya existe.

El Rey y José María Aznar, ayer a la llegada de Juan Carlos I a Santa Cruz.
El Rey y José María Aznar, ayer a la llegada de Juan Carlos I a Santa Cruz.EFE

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