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Entrevista:DERECHOS DE AUTOR

Eduardo Bautista: "Se acabó el negocio de los discos; empieza el de la música"

El presidente de la Sociedad General de Autores proclama que el MP3 desaparecerá - "La campaña del precio de los discos la han montado los piratas" - "Lo que cuenta ahora son los temas, y no los discos"

Ana Pantaleoni

Cada vez que se encienden los focos, la SGAE aparece en el centro de la polémica. Los últimos meses han sido complicados para la Sociedad General de Autores y Editores. Su presidente, Eduardo Bautista, explica en esta entrevista cuestiones como el canon de los CD, la música por Internet o la piratería.

Pregunta. No se entiende que paguemos un canon por la copia privada y, a la vez, hay CD y DVD que lo impidan.

Respuesta. No hay disco con inhibidor que resista cuatro días. Eso es científico. No hay inhibidores tecnológicos que no sean desmontados en cuatro días. Si sacas un algoritmo de protección, inmediatamente tienes a toda la comunidad hacker reventándolo. No existe hoy en la tecnología binaria un sistema para evitar la copia.

"Quien acabará con las descargas P2P no seremos nosotros sino las telefónicas. Éstas no albergarán unos servidores que fomentan intercambio de ficheros gratis"
"El canon de la copia musical privada es la tresmilésima parte de lo que los ciudadanos tenemos que pagar en la tienda por cualquier programa de 'software"
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P. ¿Pero el canon?

R. El canon no es un canon; es simplemente un derecho que compensa la pérdida que se produce cuando por medios tecnológicos lo que antes era un producto singular deja de serlo y entonces disminuye la venta.

P. ¿Por qué lo tiene que pagar todo el mundo?

R. Cuando alguien compra en un centro comercial, está pagando lo que roban otros. El precio de mercado de un producto lleva implícito los riesgos de la comercialización. Si no supiera que existe el canon, estaría comprando el producto sin más. Aquí ha habido una campaña orquestada por la Business Software Alliance (BSA).

P: ¿Pero la BSA, como ustedes, también persigue contenidos ilegales?

R: La BSA tiene el morro de alertar a la gente diciendo: "Te están haciendo pagar por el CD de fotos". Y a mí me cobra por instalarme el sistema operativo siete veces más de lo que costaría la mínima parte, que es el canon. El canon de la copia privada es, en términos numéricos, la tresmilésima parte económicamente hablando del volumen que nosotros, los ciudadanos, tenemos que soltar en la tienda de turno por un programa determinado. También es cierto que los fusilan de forma brutal y ellos están sufriendo lo mismo que nosotros y, en algunos casos, más. Y montan todo este número sobre la base de que los CD se encarecen tremendamente y se produce la gran catarsis. En Francia, Alemania, Italia, Noruega más altos canones han sido absorbidos, de forma que aquí nadie se ha ido a la ruina y resulta que venden mucho más que en España. Pasó lo mismo con el canon sobre las cintas vírgenes. A los tres meses todo el mundo se había olvidado del asunto.

P: Pero no existía Internet...

R: Ésa es la única diferencia. Antes no había asociaciones de internautas, ni comunidades electrónicas, y ahora cualquier pendejo electrónico está construyendo la nueva democracia digital. Y parece que, en ese contexto, es todo un nuevo régimen y sólo a favor de unos.

P: En Estados Unidos no hay canon.

R: Estados Unidos es una situación anómala. ¿Por qué Estados Unidos no tiene copia privada? Porque se la pagamos los demás. Mandamos para allá millones y millones de dólares.

P: La reforma del Código Penal penalizará hasta con dos años la posesión de un sistema anticopia. ¿Cuál es la postura de la SGAE?

R: Nosotros estamos de acuerdo porque acatamos el marco legal. Para empezar es una medida disuasoria impactante. El problema no es la piratería ni las descargas musicales, sino cómo ese sistema alternativo, fuera de control, sirve para lo que todos sabemos que puede servir.

P: ¿Cree que la industria musical protege un modelo de negocio tradicional, incapaz de adaptarse a los nuevos tiempos?

R: A la industria discográfica le pasa lo que a todas las industrias. Todas han sufrido cambios, algunos crueles incluso. La aproximación a la música del ciudadano medio ha ido cambiando con el tiempo. Se ha pasado de atesorar un objeto preciado a que te lo den en la bolsa de la compra. Creo que se acabó el negocio de los discos y empezamos el negocio de la música. Lo que cuenta ahora son los temas y no los discos. La industria ha basado demasiado su modelo en una única forma de explotación de sus recursos que es el disco.

P: ¿Cómo ha cambiado el público?

R: La gente ha ido afinando criterios y quiere temas, quiere canciones, quiere productos singulares. Y además quiere saber dónde están, cómo acceder a ellos, más que almacenarlos. Yo vengo de una cultura fetichista, mis hijos no. Ellos quieren saber cuál es el camino más corto y más barato para llegar a lo que les interesa leer o escuchar.

P: ¿Se acabó el modelo de negocio de CD a 18 euros?

R: Nunca en la historia de la humanidad la música ha sido tan protagonista como ahora. Nunca ha estado tan omnipresente en todos los aspectos de la vida como ahora. La crisis no es la música, sino un modelo de explotar música, circunscrito a la cosa esta redonda con un agujero en medio. El problema no son los 18 euros, es otro discurso falseado. ¿Desde cuándo a la gente le preocupa el precio del disco? ¿Cuánto cuesta un libro? ¿Qué cuesta un videojuego? ¿Y el software?

P: ¿Pero el disco se acaba?

R: El disco se acaba, pero no por precio ni por la piratería, sino por los hábitos del consumidor. Lo único que está en cuestión es el disco, aunque todavía se venden 4.000 millones. Hay cinco grandes compañías discográficas, que pronto serán tres. No creo que haya ningún otro producto fungible tan concentrado, salvo quizás el cine.

P: ¿Eso es bueno?

R: No. A medida que vas haciendo el cuello de la botella más estrecho, más difícil es que salga el talante creador y el talento innovador. No es tanto un problema de la industria como de un cambio en las pautas de comportamiento. También es verdad que a la gente hay que fidelizarla y yo creo que ahí no hemos sido muy listos.

P: Por lo que sea, existe la sensación de que hay una voracidad recaudatoria de la SGAE por encima de medidas imaginativas para adaptarse a los nuevos tiempos.

R: El disco no cuesta 18 euros. Yo voy a un centro comercial y me compro el disco de Ana Belén por mucho menos. El precio medio del disco está un poco por debajo de los 10 euros. Es que el joven quiere el último disco de Alejando Sanz el día siguiente a cuando sale. Cuando yo quiero la primera edición de Harry Potter, también pago. Y sin embargo nadie sale a montar esta campaña de precios. La campaña del precio de los discos la han montado los piratas, que no son tan tontos como parece.

P: ¿Ve aplicables en España operaciones de persecución antipiratería tipo la RIAA norteamericana?

R: Yo creo que no. A pesar de ser uno de los países donde más nodos hemos podido localizar de intercambio de ficheros, en España yo diría que ninguno de ellos esconde un negocio. Son acciones más de intercambio de música. Eso sí, como saben, el Internet gratis se acabó.

P: ¿Y quién acabará con el masivo intercambio de contenidos de las redes P2P?

R: Quien va a sacar a éstos de las redes no seremos nosotros sino las compañías telefónicas. Estas empresas están desarrollando su modelo de oferta de contenidos y no van a tener albergando a unos cuantos servidores que fomentan el intercambio de ficheros gratis. Ellos saben que necesitan comerciar con contenidos. En el momento en que exista una oferta razonable con un coste asumible de la descarga en streaming, empezará a estabilizarse el negocio. Estamos en un momento en que el modelo estable no existe, pero tenemos la tecnología para fomentarlo.

P: ¿Cómo se imagina el futuro?

R: Me imagino que un señor entra en un centro comercial, y dice: "Mi mujer se llama Silvia, mañana es su cumpleaños. ¿Cuántas canciones hay que se llamen Silvia?". Te vas con ese producto, o bien te lo descargan en tu ordenador. Para eso se necesita un sistema seguro, y una calidad final mejor que la actual. El algoritmo MP3 es a la música lo que en su momento el casete fue al compacto. El MP3 es una transición, va a desaparecer. El MP21 ofrece una calidad comparable al CD. Ésa es una primera prueba de que se va a un modelo estable.

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Sobre la firma

Ana Pantaleoni
Redactora jefa de EL PAÍS en Barcelona y responsable de la edición en catalán del diario. Ha escrito sobre salud, gastronomía, moda y tecnología y trabajó durante una década en el suplemento tecnológico Ciberpaís. Licenciada en Humanidades, máster de EL PAÍS, PDD en la escuela de negocios Iese y profesora de periodismo en la Pompeu Fabra.

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