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Columna
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Reina, pero gobierna

Todos contentos: las Cortes Valencianas, sin ladrido alguno contra nadie, ha dado el visto bueno a los cupos de representantes en la renovación parcial de nuestras tres cajas de ahorros, pactados el martes por los partidos con representación parlamentaria. El ex presidente popular de la Generalitat, José Luis Olivas, ya tiene rampa de salida para alcanzar la cúpula de Bancaixa, a mediados de enero, según la voluntad de Zaplana, quien defenestró a Julio de Miguel, y le dio a Camps un soberano repaso.Y es que Zaplana reina, pero sí gobierna, aunque sea a la remanguillé, como quien dice. Lo curioso de toda esta operación es que no sólo callan, unos y otros, sino que además se felicitan por el consenso respecto a las listas de consejeros. Antoni Such, portavoz adjunto del PSPV, argumenta incluso que el tal consenso "supone recuperar el espíritu de diálogo y un cambio de talante por parte de PP". Ni que las entidades benéficas (¿), fueran centros de adiestramiento socrático ni dispensario de descalificados patrones de comportamientos políticos. Y es que están muy lejos de calle y peatones, y hasta puede que de la ética social: no tocan, ni ven, ni sienten, ni parece que se les dé una higa, el desasosiego y la opinión de cuantos sustentan con sus nóminas y ahorros esas entidades, a las que les sacan -nos sacan- el tuétano de las dietas, los favores a la parentela y al compadreo, y las demostraciones espectaculares, con los dineros del común. Hay que echarle jeta, y contar con una clientela excesivamente benévola y confiada, por el momento, aunque todo se andará.

Como las cajas de ahorro nacieron con una supuesta vocación de monte de piedad, pues todos se tiraron al monte, con el trabuco a la bandolera, que hoy más que trabuco es chequera y turbiedad inmobiliaria. Y cómo de mayúsculas se lo tiene anotado el cronista, hasta aquí mismo. Que se lo pregunte si no a Eleuterio Maisonnave que fundó, en 1877, la Caja Especial de Ahorros de Alicante, vestigio arqueológico pero nutricio, de la actual CAM. Y con Maisonnave, otros espabilados, y el ejemplo cundía, por cuanto "conseguían así más fuentes de recursos para sus negocios" (...) y "En los orígenes de esta institución sus fines primordiales eran actuar como paliativo en la agudización de las diferencias sociales, además de envolver su acción bajo actitudes filantrópicas y caritativas. Principios que escondían sus verdaderos objetivos tales como conseguir el afianzamiento de la propiedad y el orden", dixit, entre otros, Vidal Olivares y López Yepes. Y el cronista también dixit: cambian los tiempos, los suelos y los materiales de construcción, pero no el mangoneo que se ha hecho acaso más jurídico, más logístico y más sustancioso. Aunque ahora, Serafín Castellano le estampille la respetable etiqueta de "estabilidad institucional". Y a esa estabilidad acuden los moscones como a un panal de rico cemento, hasta el ex consejero de Sanidad del PP Joaquín Farnós, que ya ven, según nos informan, el hombre tenía esa obsesión política (¿) desde el franquismo, ¿había política entonces, la hay hoy? Política dignamente entendida y ejercida, no ese sucedáneo, esa peste, que a tantos deja convertidos en estatuas de cal: siguen mirando atrás, a su interés y al vacío de su gestión.

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