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La renuncia del fichaje científico estrella destapa una crisis en el centro de Barbacid

El CNIO ha perdido a dos vicedirectores y dos jefes de personal en el último año

Javier Sampedro

"Uno de los mejores cerebros que tenemos fuera de España". Así definió en 2001 el director del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), Mariano Barbacid, a Luis Serrano, la estrella científica que acababa de fichar. Serrano anunció ayer su renuncia al CNIO con una carta interna en la que acusa a la dirección de "abusos de autoridad", "arbitrariedad" y falta de evaluación externa por científicos internacionales. El centro ha perdido a dos vicedirectores en un año. Barbacid niega la crisis y mantiene el programa que iba a dirigir Serrano.

Luis Serrano es director del programa de Biología Estructural del mayor centro de investigación biológica de la Unión Europea, el Laboratorio Europeo de Biología Molecular (EMBL), con sede en Heidelberg (Alemania), y estaba a punto de incorporarse definitivamente al CNIO para dirigir un proyecto similar, con 40 personas a su cargo. La semana pasada recibió el prestigioso premio científico Marie Curie, otorgado por la Comisión Europea. Su carta corrió ayer como la pólvora por el CNIO y por muchas otras instituciones científicas.

Serrano afirma que la dirección del CNIO tiene una "visión científica demasiado estrecha" para un centro que pretende ser de excelencia en la investigación del cáncer, y advierte: "Creo sinceramente que se corre el peligro de que el centro acabe siendo un gigantesco laboratorio de análisis clínicos con un tinte de ciencia básica".

"No hay ninguna crisis, puesto que Luis no se había incorporado al CNIO", aseguró ayer Barbacid en entrevista telefónica. "Su carta me ha dejado de piedra. Es un gran científico, y siento muy sinceramente no poder contar con él, pero por otro lado me produce cierto alivio, porque es bastante peleón".

"No es ningún secreto que llevo tiempo en negociaciones con la ministra de Sanidad, Ana Pastor, para dejar la dirección del CNIO", prosigue Barbacid. "Seguiré teniendo aquí mi laboratorio, y seguiré entregado al centro, quizá también como miembro de su patronato. Creo es bueno para el centro que su director cambie cada tres o cinco años. Luis sabía esto, y quería ser el próximo director del CNIO. Eso me extrañó, puesto que es un biólogo estructural y no sabe nada de cáncer".

Barbacid admite: "Es cierto que tengo una personalidad fuerte, y este centro ha habido que hacerlo desde cero, incluidos su modelo de gestión y su política de contratación. En otros institutos científicos, los directores van rotando por turnos porque nadie quiere ocupar ese cargo. El CNIO es distinto: aquí mando yo.".

Profundas discrepancias

Serrano admite que Barbacid manda en el CNIO, pero discrepa de todo lo demás: "Llevo dos años a caballo entre Heidelberg y el CNIO. Firmé un contrato en 2001 por el 25% de mi dedicación, he participado en todas las reuniones relevantes, en la asignación de recursos y las contrataciones. Y mi renuncia no se debe a razones personales. Al igual que las dimisiones de los vicedirectores Jaime Renart y Jorge Alemany, se debe a profundas discrepancias con el estilo de gestión de Barbacid".

Serrano también desmiente que quisiera ser el próximo director. "No es cierto. Lo que le propuse a Mariano fue hacerme cargo de la dirección del comité científico, que ahora no existe. Un centro de investigación necesita regirse por evaluaciones de comités internacionales independientes, y no mediante juicios sumarios".

Jaime Renart, actualmente en el Instituto de Investigaciones Biomédicas Alberto Sols, de Madrid, dejó en septiembre su cargo de vicedirector del CNIO. "Me fui por falta de sintonía con Mariano [Barbacid], y por desacuerdo con su gestión", afirmó ayer. "Tiene un estilo autoritario, no se apoya en el comité de dirección, que ha dejado de reunirse, y su trato al personal de servicios es lamentable. Aunque Mariano deje la dirección, seguirá controlándolo todo, y el próximo director será probablemente su brazo derecho, Miguel Ángel Piris. Un centro con un presupuesto estatal de 23 millones de euros necesitaría mucha más evaluación externa".

Renart añade: "La renuncia de Luis Serrano es lamentable. Luis era la única persona que hubiera podido llevar una buena gestión al CNIO. Se habían hecho muchas inversiones en él, y es una verdadera pena. El personal científico debe tener libertad para discutir con su director".

Antes de Renart, el cargo de vicedirector había sido ocupado por Jorge Alemany, ahora vicepresidente de desarrollo de negocio de la empresa Genetrix, un spin off (compañía satélite) del Centro Nacional de Biotecnología (CNB), en Madrid. "Dejé la vicedirección del CNIO en agosto de 2002, aunque seguí vinculado al centro hasta mayo de 2003", explicó ayer Alemany. "La razón de mi dimisión fue la discrepancia con el estilo de la dirección. Ese estilo me desagrada en parte por una cuestión personal, pero creo que también afecta a la gestión del centro. He leído la carta de Luis Serrano, y me parece bastante acertada".

"El CNIO", prosigue Alemany, "empezó vendiendo la imagen de que sometía sus programas de investigación a evaluaciones externas, pero esas revisiones fueron anulándose. Esta falta de transparencia es muy desaconsejable".

Poco maduro

Barbacid se siente dolido, y no admite esas críticas. "Luis [Serrano] ha incurrido en una falta de caballerosidad al irse de esa forma, aireando toda esa porquería. Saca basura de donde no la hay. Es un gran científico, pero está poco maduro". Añade: "Aquí la gente está encantada de trabajar. Jaime Renart se ha ido, pero seguimos siendo tan amigos".

Pero Barbacid también afirma: "Como científico no estoy satisfecho. Cada vez es más difícil hacer una investigación competitiva. En lo que va de 2003, España sólo ha publicado 11 artículos de ciencias de la vida en Nature, Science y Cell. Pero tres de ellos han salido de mi laboratorio".

Mariano Barbacid (izquierda) y Luis Serrano.
Mariano Barbacid (izquierda) y Luis Serrano.

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