La contabilidad unificada empuja la compra de empresas españolas
Grupo SP tiene el 48% del mercado de la 'pyme'
La contabilidad era un nicho para las empresas de programas españolas especializadas en esta área. Con las nuevas normas comunes europeas de contabilidad, las multinacionales empiezan a interesarse por este mercado.
El ejemplo más contundente de ello está en la compra de la española Grupo SP por parte de Sage. Sus nuevos propietarios británicos han pagado por el desarrollador español de software de contabilidad más de 80 millones de euros. Su programa estrella es Contaplus. A cambio, el software hispano ha perdido una empresa emblemática, una de las pocas que no han pasado todavía a manos de multinacionales. En estas condiciones, ¿hay que felicitar a sus hasta ahora propietarios o darles el pésame? "Miremos el lado positivo de las cosas", contesta Álvaro Ramírez, actual consejero delegado de la compañía. "Directivos españoles se sentarán en un consejo de administración en el que se cuecen decisiones que afectan al software mundial".
Sage ha adquirido la actividad del Grupo SP en España y Portugal, mientras que el negocio en América Latina seguirá en manos de la firma española.
Ramírez y su socio Fernando Escolar fundaron la compañía en 1982, después de que un dentista rechazara el programa de contabilidad que le habían desarrollado a medida. Aquel fracaso se acabaría convirtiendo en Grupo SP, un proveedor de aplicaciones y servicios para la pyme que llegó a tener 1.000 empleados, en España, Portugal y América Latina.
En la actualidad la compañía tiene alrededor de 700 personas en España y Portugal y 400.000 usuarios, la mayoría utilizan su aplicación estrella, ContaPlus, que en nuestro país alcanza una cuota del 48% del segmento de empresas que va de uno a 50 empleados.
Esta base instalada le ha hecho objeto del deseo de varias multinacionales. El sí lo ha obtenido la británica Sage. "Corríamos el peligro de quedar reducidos a un nicho de mercado, así que para asegurar el mantenimiento de esta compañía hemos buscado el socio perfecto".
Fernando Escolar seguirá al frente del negocio en Chile y México (la compra de Sage no incluye el negocio del Grupo SP en América Latina) y Ramírez continuará como responsable de la compañía en España y Portugal. "Sage quiere que continuemos exactamente igual que ahora", explica Ramírez. Sin embargo, este emprendedor deberá cambiar algunos hábitos adquiridos.
Para empezar, las reuniones con el Consejo de Administración se mudarán de la sala contigua a su despacho madrileño a una ciudad más lluviosa, Newcastle, sede del Grupo Sage.
Un grupo de 60 empresas
Desde allí se dirige un conglomerado empresarial de 60 compañías europeas y norteamericanas, con 6.300 empleados especializados en proveer software y servicios a tres millones de clientes, en su mayor parte pymes.
¿Por qué Sage y no Microsoft? "Microsoft es una empresa de producto y nosotros de servicio, así que nos hubiese desmontado", declara Ramírez, para quien lo más atractivo de su nueva compañía es el funcionamiento descentralizado. "No es una fusión del tipo HP-Compaq, para entendernos".
La experiencia enseña que cuando una multinacional compra a un editor español de software, sus programadores comienzan a interesarse por los anuncios de demandas. "Cada compañía comprada por el grupo británico mantiene los mismos programas, los mismos centros de desarrollo y las mismas tecnologías que les hicieron líderes en Francia, Italía, Alemania y otros muchos países. En Estados Unidos, somos el segundo en cuota de mercado, sólo por detrás de Intuit", tranquiliza Ramírez.
El software hecho en España es el Titanic. Incluso en uno de sus últimos reductos: el mercado de las aplicaciones de contabilidad. Hasta ahora, los criterios contables de las empresas se han regido de forma distinta en cada país. Esta diferencia ha actuado como una barrera de protección de los desarrolladores autóctonos, que no han tenido que enfrentarse directamente con las grandes multinacionales. Pero Basilea II y otras directivas de armonización contable de la Unión Europea establecen criterios comunes para los países miembros, primero para las grandes compañías y, de forma progresiva, para el resto de entornos empresariales.
Surge con ellas un mercado unificado, compuesto por decenas de millones de empresas europeas. Las multinacionales no pueden dejar escapar a tanto cliente potencial, y más cuando la contabilidad es la vía natural de entrada para el resto de soluciones informáticas para las empresas más pequeñas.
Con la compra de Grupo SP, el poderoso grupo británico Sage mueve ficha en una partida cuyo contrincante en la sombra es Microsoft. El gigante del software, que tiene puestos los ojos en el control de la pyme, cuenta con tres bazas importantes: la suite Office, el producto más utilizado en este segmento empresarial; y las soluciones de negocio para pymes de Navision, la compañía danesa que adquirió el año pasado. Su dominio de Internet, un canal estratégico para llegar a un mercado muy distribuido, es la tercera.
Hace tiempo que los desarrolladores españoles asumen que en este terreno no pueden ir por libre. Esto explica las ventas, las estrategias de los que no venden y apuestan por la especialización, la búsqueda de líneas alternativas y de sinergias con los grandes proveedores.
Un ejemplo: IslaSoft, fabricante de ContaWin, acudió a la pasada edición de SIMO con stand propio y este año lo hace bajo el pabellón de Microsoft.
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